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Enríquez, Joubert y Gómez, diez orejas y un rabo en Cantillana

El Juli, Manzanares y Alejandro Talavante han abandonado a hombros por la puerta grande el Palacio Vistalegre de Madrid tras brindar una entretenida tarde de toros y repartirse seis orejas de un desigual encierro de Garcigrande y Domingo Hernández.

El primer gran éxito del festejo lo logró Talavante tras cortar las dos orejas del tercer toro del festejo. El diestro extremeño se enfrentó a un gran ejemplar de Garcigrande, de nombre “Guapito”, al que desorejó por partida doble tras una faena muy compacta y que contó con momentos muy buenos y de gran emoción. El toro, de mucha profundidad en su embestida, especialmente por el pitón derecho, fue el colaborador ideal para que Talavante se explayara toreando sobre los dos pitones. La plaza rompió cuando Alejandro, que estaba terminando una serie con la derecha, se cambio la muleta por la espalda y enjaretó unos cuantos naturales de nota. Antes, arrancó su labor con una serie de arrucinas encadenadas que metieron al público en la faena. Se rompió con el toro, al que mató fenomenalmente antes de obtener el doble trofeo.

Con el sexto, el más terciado del envío, un toro noble pero sin clase y deslucido, fue silenciado tras una labor larga que contó con muchos muletazos pero sin estructurar. Además, en esta ocasión no anduvo fino con la espada.

Abrió plaza El Juli con un toro de buena presencia, manejable aunque escaso de fondo. Julián firmó una labor importante en conjunto, variada con el capote, tanto en saludo, a cámara lenta, como en el posterior quite combinando chicuelinas y cordobinas. Muleta en mano, administró bien al toro, consintiéndole en todo momento y mandando siempre sobre él. Sacó todo lo que tenía el garcigrande en una labor de muchos registros y bonitos adornos, en la que siempre disfrutó el madrileño. Mató de estocada y dos descabellos y paseó el primer apéndice del festejo.

Frente al cuarto, un toro complicado, con movilidad pero sin clase, que embistió con la cara alta y cierta brusquedad, ofreció todo un ejercicio de maestría en la que fue la faena de mayor mérito del festejo. Se fajó con el animal en otra labor sometedora y templada. Bajó los humos y, con el toro en el canasto, se metió entre los pitones para pasarse al animal por la faja en varios circulares de notable resultado. Pinchó una vez, agarró una estocada de efecto tardío y cortó la oreja que le abría la puerta grande.

Otro trofeo obtuvo Manzanares del segundo, el único animal del encierro con el hierro de Domingo Hernández. El toro sacó movilidad pero nunca se rebozó. Para hacer todo más complicado, su embestida fue un punto cambiante de ritmo y descompuesta. El alicantino, que reaparecía tras más de cinco meses de inactividad, anduvo esforzado con él, tratando en todo momento de atemperarlo y de quitarle la tendencia que tenía a puntear los engaños. Recibió un pitonazo en una rodilla, afortunadamente sin mayores consecuencias. Dos series buenas al final con la derecha y una buena estocada fueron el pasaporte perfecto para el corte de la oreja.

Un nuevo esfuerzo realizó con el quinto, un toro bueno pero sin clase, que sacó movilidad y nobleza pero al que le faltó un punto de calidad. El trasteo de José Mari fue largo, de menos a más, contando con dos series diestras y una zurda, ya a final de faena, que arrancaron los olés del público. Con la espada no ha perdido ni un ápice de seguridad y tumbó de nuevo a este toro de otra gran estocada.

Madrid, 26 de febrero de 2011. Palacio Vistalegre. Cinco toros de Garcigrande y uno (3º) de Domingo Hernández. Manejable el 1º, complicado el 2º, de gran juego el 3º, complicado, sin clase aunque con movilidad el 4º, noble aunque sin mucha clase el 5º y noble aunque deslucido el 6º. EL JULI: Oreja y oreja; MANZANARES: Oreja tras aviso en ambos; ALEJANDRO TALAVANTE: Dos orejas y silencio. Entrada: Dos tercios.