EL PALCO

Excepto Córdoba, las demás de primera se quedan en blanco

Rafael Comino Delgado
miércoles 16 de septiembre de 2020

Debo confesar que la temporada está saliendo adelante mejor de lo que esperaba, pues en agosto se han dado bastantes festejos y en septiembre, por el momento, también. Además, estamos, en general, teniendo suerte, pues en casi todos vemos cosas importantes, indultos, grandes faenas, toros de vuelta al ruedo, y sobre todo, como era de esperar, corridas muy bien presentadas, ya que al no haber festejos en plazas de primera, y pocos en las de segunda, se lleva a las de tercera ganado de primera.

Debo confesar que la temporada está saliendo adelante mejor de lo que esperaba, sin embargo, en las plazas de primera, con la excepción de Córdoba, pasarán un año en blanco, lo cual, a mi modo de ver, hará bastante daño a la Fiesta

Sin embargo, en las plazas de primera, que teóricamente son las más pudientes, con la excepción de Córdoba -cuyo empresario ya demostró su valentía y bien hacer en El Puerto de Santa María- que tendrá una corrida el 12 de octubre, pasarán un año en blanco, lo cual, a mi modo de ver, hará bastante daño a la Fiesta. Cuesta mucho imaginarse a Madrid, a Sevilla, a Valencia, Bilbao, Málaga, Pamplona, cuyas plazas son verdaderos templos del toreo, sin una sola corrida en todo el año. ¿Es que les ha sido totalmente imposible dar alguna corrida?

Entendemos que los correspondientes empresarios habrán hecho sus cuentas, y por alguna razón no les han salido, de lo contrario hubiesen programado algún festejo. Sin duda existen razones sanitarias, pero hasta cierto punto. Cumpliendo las medidas de seguridad que se han marcado estamos viendo que en los toros no hay contagios, por lo menos hasta el momento, pues son recintos abiertos, donde, como hemos dicho varias veces, las posibilidades de contagio son veinte veces menos que en recintos cerrados.

Resulta difícil comprender que empresarios mucho menos pudientes, con plazas de menor aforo y menor solera, menor tradición, sí hayan sido capaces dar festejos. ¿Dónde está el problema?

Obviamente cada uno hará sus conjeturas, pensará lo que crea más razonable. Nosotros nos hacemos las siguientes preguntas:

¿No podían Málaga y Bilbao haber dado alguna corrida en agosto? ¿No podía Sevilla haber dado la Feria de San Miguel o, al menos, una corrida por esas fechas? ¿No podía Madrid haber dado la Feria de Otoño o, al menos, alguna corrida? La corrida de Córdoba será precisamente el día de la Virgen del Pilar. ¿No podía Zaragoza haber dado, al menos, una corrida en esa fecha tan señalada?

Solo estamos hablando de plazas de primera, pero en Castilla-La Mancha se están dando muchos festejos, retransmitidos por Castilla-La Mancha Media TV, que apoya muchísimo a la Fiesta. ¿Por qué no se ha dado la feria de Albacete (una de las más importantes del año) o, al menos, alguna corrida, que también es Castilla-La Mancha? Como muy acertadamente dice el maestro Paco Mora: “le han robado su feria”. Él, don Paco, cree que “por exceso de prudencia”, pues el proyecto presentado por el empresario, Manuel Amador, parecía viable, sin embargo, vemos que en el resto de la comunidad autónoma se dan bastantes festejos. Al parecer, en el resto de Castilla-La Mancha se tiene una prudencia lógica y en Albacete excesiva. ¡Algo no encaja bien!

Cuando el barco está navegando a toda vela, en alta mar, con viento favorable, es muy fácil apuntarse al carro, pero cuando hay tormenta, cuando se debe demostrar el amor a la tauromaquia, se desaparece detrás de un buen burladero

Al menos a mí me resulta muy difícil contestar a todas las preguntas antes formuladas con cierta lógica y siempre partiendo de que todos los taurinos, profesionales y aficionados queremos apoyar la Fiesta, y más ahora que es cuando corre gran peligro. Pero la realidad es que cuando el barco está navegando a toda vela, en alta mar, con viento favorable, es muy fácil apuntarse al carro, pero cuando hay tormenta, mucho peligro, cuando más ayuda se necesita, cuando se debe demostrar el amor a la tauromaquia y arrimar el hombro, se desaparece detrás de un buen burladero. Unas veces desaparecen los políticos, otras veces los profesionales y otras ambos.

De los políticos, salvo honrosas excepciones, en general, poco se puede esperar referente a ayudar a la fiesta de toros, pues son los primeros en taparse, si es que no le aprietan el cuello para que se asfixie, pero los profesionales viven de ello, y deberían, en muchos casos, mostrar más entusiasmo en su defensa. En definitiva, apostar más fuerte, y no querer ir siempre a tiro hecho.

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