Fotos: Arjona
Sucedió en el sexto toro de la tarde de los seis que despachó Antonio Ferrera en Badajoz. Ante la insistencia del respetable, el extremeño cogió los palos para colocar un cuarto par de banderillas al violín. El toro le cogió por el pecho, metiendo el pitón por debajo del chaleco, y levantándolo violentamente. Tras zarandearle, Ferrera cayó junto a las tablas. En un gesto de raza, el torero se levantó rápidamente y volvió a la cara del toro. Los corazones de los asistentes se sobrecogieron. Se había obrado un milagro.