Me he acercado tres días a la Francia taurina, a la fiesta pujante que riega el río más torero más allá del Pirineo, L’Adour. Y regreso reconfortado y reafirmado en el único camino posible para que la Fiesta no muera poco a poco. Hablo con aficionados y con taurinos y todos llegan a una conclusión.
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Francia y el futuro
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