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Hablan los protagonistas

Rafaelillo, a la muerte del que abrió plaza, expresó a los micrófonos de nuestros compañeros de Canal Plus Toros: “Desde que ha salido se ha visto que por el pitón izquierdo no tenía ni uno. Fíjate lo que le ha hecho a mi banderillero y lo que me ha hecho a mí. Por momentos le he sacado muletazos que no se veían por ningún lado y estoy muy contento porque esta ovación tiene su peso y su fuerza”.

Luego, tras malograr su faena al cuarto con la espada, dijo: “No sé qué ha pasado exactamente pero en el momento de tocarlo se me ha abierto el toro hacia el otro lado. Yo no me he salido de la suerte, pero por lo que sea la estocada se ha ido a la barriga. Ha habido cosas importantes en la faena. Tenía la espinita clavada de San Isidro e independientemente de la posible oreja que he perdido ha sido una tarde de la que uno se siente orgulloso”.

Antonio Barrera afirmaba tras matar a su primero: “El toro tenía cosas buenas porque humillaba y tenía temple pero decía muy poco ya que venía andandito y le faltaba empuje para Madrid. Aquí la gente quiere embestidas más fibrosas”.

Del quinto, matizaba: “Era vulgar pero además ha sacado guasa. A veces embestía con el pitón de fuera. No podía más que estar dispuesto y con ganas. Una pena porque me habría gustado poder mostrar mi momento en Madrid. El sinsabor que me llevo de la tarde es no haber matado mejor”.

Por su parte, Serafín Marín comentó tras matar al tercero: “Era un poco moruchón, no tiraba para adelante, estaba siempre pendiente dl torero, se metía por dentro, reponiendo, lanzando tornillazos… Ha sido un toro muy difícil”. En la misma línea se mostraba tras terminar con el sexto: “No era un toro apto para el lucimiento. Nunca lo vi metido en la muleta y yo al menos lo he visto muy complicado”.

El ganadero, Adolfo Martín, entrevistado también por nuestros compañeros de Canal Plus Toros, decía: “Ha habido de todo. Ha sido una corrida de Madrid, con mucho trapío y muy variada de comportamiento. El toro primero ha sido muy fiero, pero a pesar de los cuatro o cinco puyazos se ha medio dejado y todo por el pitón derecho; y a mí me han encantado segundo y cuarto, han humillado, han tenido clase… En definitiva, la corrida no ha aburrido a nadie”.