LA PINCELADA DEL DIRECTOR

¡Hay que politizar el toreo!

José Luis Benlloch
sábado 08 de agosto de 2020
O nos hacemos notar como grupo electoral, o conseguimos demostrar que contamos en esa guerra de intereses que supone la batalla política, o estamos perdidos. Politizarnos no es adscribirse a unas siglas, politizarnos es poner en valor nuestra opinión, que sepan que ignorarnos y/o pisotearnos tendrá un coste

Cualquier avance, cualquier conquista del toreo, encuentra inmediata respuesta de los enemigos de la Fiesta. Cada paso adelante desata el fuego graneado de toda su soldadesca. Sin miramientos ni principios, como les es propio. Lo último ha sido la reacción al éxito de organización y comportamiento de la corrida de El Puerto. Monedero al frente de sus medios afines, todos sacaron su bilis y todavía no se han detenido. La persistencia en la agresión debe hacernos reaccionar. Siempre se dijo con la mejor intención que el toreo no debe politizarse pero la realidad imperante, es decir ellos, los enemigos de la Fiesta, incluyo a los anti y hasta a los propios políticos, lo han politizado. Interesadamente, claro, con el fin irrenunciable de sacar rédito político (electoral) de la jugada. No debe extrañar porque la vida misma es política y ahora más que nunca. Política adobada de un tacticismo descarnado, un caiga quien caiga, sea verdad o sea mentira. Así que aun entendiendo la buena intención de la teoría de mantenerse al margen de esas lidias, el mundo del toro tiene que bajarse de su asepsia y cabalgar la ola que nos ahoga.

O nos hacemos notar como grupo electoral, o conseguimos demostrar que contamos en esa guerra de intereses que supone la batalla política, o estamos perdidos. Politizarnos no es adscribirse a unas siglas, politizarnos es poner en valor nuestra opinión, que sepan que ignorarnos y/o pisotearnos tendrá un coste

Eso no significa otra cosa que aceptar el reto de la politización. Es una cuestión vital de defensa propia. Es más: o lo politizamos o estamos irremediablemente perdidos. Politizarlo no tiene por qué suponer la adscripción a unas siglas concretas como pretenden para estigmatizarnos los enemigos de la tauromaquia, nada de eso. Politizarnos es defendernos en una sociedad vorazmente politizada en la que te defiendes o te fagocitan. O juegas sus armas o estás listo de papeles. En términos coloquiales te suben por encima de la montera, te jalan, te comen y ya nos han jalado muchas cosas, en muchos casos hasta la autoestima. En ese tercio me duele ver aficionados de siempre tapados o acobardados, dando la batalla por perdida cuando no señalando a sus propios correligionarios taurinos en nombre de un puritanismo extremo y no es momento para esos rigores.

Politizarse significa organizarnos, dejarnos notar como un grupo electoral. Demostrar que contamos en esa guerra de intereses que supone la batalla política. Que nos tienen en cuenta o de lo contrario lo notarán el día de las elecciones. Insisto, politizarnos no es adscribirse a unas siglas a las que, por cierto, cada cual es muy libre de adscribirse o no; politizarnos es poner en valor nuestra opinión, que sepan que contamos en las urnas, que lo que están haciendo además de injusto es ilegal, y lo fundamental, lo único que entienden, hay que hacerles comprender que ignorarnos y/o pisotearnos tiene un coste.

Cada paso adelante del toreo desata el fuego graneado de toda la soldadesca antitaurina. Sin miramientos ni principios, como les es propio. Lo último ha sido la reacción al éxito de organización y comportamiento de la corrida de El Puerto

No somos los primeros que han pasado por una situación semejante. Recientemente remitían un comentario al Instagram de Aplausos, habribamos firmaba, en el que insistía en esa idea y apuntaba “debemos agruparnos y demostrar una tendencia electoral unánime, solo así salvaremos la Fiesta” y ponía varios ejemplos “el voto negro es una tendencia, decía, el voto católico es una tendencia, el voto latino es una tendencia. Y los políticos respetan los espacios sensibles que esas tendencias defienden”… y en España no es muy diferente, hay grupos minoritarios que los partidos tienen en cuenta, muy en cuenta por ese mismo motivo, que tienen sin duda mucho menos peso electoral que tendría el toreo organizado. Con eso nos bastaría, con que nos tuviesen en cuenta, viniendo de donde venimos sería un logro que frenaría su vandalismo cultural e ideológico.

Posdata.- Espero que se haya entendido el titular. Naturalmente este artículo no tiene ninguna intención de hacer proselitismo para nadie más que para el toreo que desde siempre quedó claro que era un sentimiento transversal por mucho que hayan querido ignorarlo o directamente expulsarnos de la sociedad.

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