Con lleno en los tendidos de la plaza de toros de Las Ventas se lidiaron seis toros de Aldeanueva, manejables en general, siendo ovacionados los lidiados en primer, tercer y sexto lugar. Curro Romero (pitos y división de opiniones), Julio Robles (oreja y oreja con fuerte petición de la segunda con tres vueltas al ruedo) y Pepe Luis Vázquez (vuelta al ruedo y pitos). La ganadería de Aldeanueva, propiedad de Domingo Matías Bernardos “El Raboso”, tomó antigüedad en esta corrida.
Julio Robles, que lucía un precioso terno negro y oro, tuvo una actuación sensacional. Su primera faena fue como un presagio de lo que iba a llegar después. Tal como relataba nuestro compañero José Luis Suárez-Guanes para Aplausos: “Robles entendió muy bien al astado y toreó con gusto sobre ambas manos, dando una gran armonía a los pases pectorales. Quizás le faltó al trasteó un punto de vibración, pero no se le puede negar la suavidad, la templanza y la cadencia de todos los muletazos. Terminó de pinchazo y estocada y le fue concedida una oreja”.
La faena de la tarde vino en el quinto toro: “El toreo a la verónica lo volvió a instrumentar con largura y majestad. Llevó muy bien el toro al caballo y realizó un quite por chicuelinas en el que se conjugaron las notas más artísticas con la emotividad del toreo ceñido y valeroso. Con la muleta fue poco a poco descubriendo las grandes cualidades de su rival y encauzó a la res en la primera serie diestra y las dos siguientes fueron in crescendo con un toreo conjuntado, majestuoso, templado, pictórico, excepcional. Los pases pectorales fueron el refrendo y firma de la estupenda labor anterior. Ya con la izquierda continuó el toreo excelentísimo adobado con floridos abaniqueos, trincherazos mayestáticos y un sabor a figura del toreo que inundaba toda la plaza. Robles recetó un magnífico volapié del que tardó el toro en caer, pues su entereza le llevó al centro del ruedo componiendo un grupo escultórico mortal de verdadero museo. Incomprensiblemente la presidencia denegó a Julio Robles la segunda oreja que el público pedía insistentemente, por lo que obligó al de Fontiveros a dar tres consecutivas vueltas al ruedo entre los gritos de ¡torero! ¡torero!, que ya habían sonado durante la faena. Julio Robles había hecho, de nuevo como en los dos años anteriores, la mejor faena del año en Madrid y su nombre y el del toro Sombrerito, de Aldeanueva, pasan a la historia de Las Ventas en el libro de honor”.
Del resto de la tarde, “Curro Romero estuvo más decidido que nunca, esbozando un precioso quite al tercero de la tarde, mientras que estuvo voluntarioso con la muleta, sin llegar a acoplarse con sus oponentes. Mientras Pepe Luis Vázquez demostró su torería en el tercero de la tarde al torear magistralmente con el capote. Después con la muleta, fueron preciosos los prólogos del trasteo, así como un pase por alto cargando la suerte y un trincherazo que dejaron el sabor del aroma añejo clásico y tradicional. Una pena que un pinchazo y dos descabellos hicieron volar el merecido galardón”.
