TAL DÍA ESTA SEMANA... 16 DE FEBRERO DE 1997

Jesulín de Ubrique indulta a Lanzallamas, un bravo torrealta en Bogotá

Alfonso Ávila
lunes 14 de febrero de 2022
Completaban el cartel el colombiano César Rincón y el madrileño Joselito, que acompañaron al ganadero Borja Prado y al gaditano en la salida a hombros

Con un lleno total en los tendidos se celebró la quinta corrida de la temporada bogotana. Se lidiaron toros españoles del hierro de Torrealta, magníficamente presentados, cumplieron en el caballo y se prestaron al lucimiento de los toreros. Sobresalieron dentro de la magnífica corrida los sorteados en primer lugar y el sexto, que fue indultado.

César Rincón escuchó las primeras ovaciones al abrirse de capa para lancear por verónicas y rematar con una bella chicuelina. Inició su labor con la muleta doblándose por los dos pitones, para luego templar a media altura por la escasa fuerza del astado y en adelante se hizo el amo y construyó una faena acorde a la condición del ejemplar gustándose en cada muletazo, coronando su labor con una estocada de efecto fulminante que le llevó a conquistar las dos primeras orejas de la tarde. Con el cuarto, el único ejemplar deslucido de la tarde, fue silenciada su labor.

Joselito, en su primer toro, se marcó una bella faena, en la que falló a espadas, y pese a pinchar dos veces, el palco le otorgó la oreja. Con el quinto dio una verdadera lección de lo que es torear y con gran naturalidad fue de menos a más en una faena que deleitó y en la que con regusto y pureza caló en el sentimiento de los entregados aficionados. Gran estocada, oreja con fuerte petición de la segunda para el diestro madrileño, lo que provocó una sonora bronca al palco presidencial, recompensada con dos vueltas al ruedo.

Jesulín de Ubrique, que lució su polémico terno amarillo canario y plata (no apto para supersticiosos) empezó su labor muleteril con las dos rodillas en tierra para realizar una faena larga y templada, que culminó de estocada sin puntilla cortando una oreja.

Con el sexto, Lanzallamas, con un peso de 574 kilos, según relataba Luis Moreno Sosa para Aplausos, “conectó de principio a final ya que al comienzo impresionó al ligar siete muletazos sin enmendar terreno ni figura y consciente de la calidad del ejemplar procuró el acople para embriagar a los aficionados con una clamorosa faena”.

Jesulín toreó con belleza y ligazón, tanto con la derecha como por extraordinarios naturales. Tandas con mucha verdad, pasándose los pitones muy cerca y rematando las series con excelentes pases de pecho. El público, totalmente entregado a la labor del diestro gaditano, comenzó a pedir el indulto, Jesulín, a propiciarlo, y el toro a merecerlo. Pases circulares entre la euforia de la plaza entregada, ovaciones y gritos de ¡torero! ¡torero!, hicieron que el presidente concediera el indulto, el diestro simulara la suerte suprema y con el toro a los corrales, paseó las dos orejas simbólicas.

Una curiosidad respecto al toro Lanzallamas y el exitoso paso de la ganadería de Torrealta por la plaza Santamaría de Bogotá es que Juan Bernardo Caicedo, ganadero y empresario taurino, formó su ganadería en 1993 al adquirir las reses de Pepe Cáceres, con encaste Conde de la Corte. Posteriormente añadió reses procedentes de Guachicono (origen Torrestrella). Una tarde marcaría el devenir de la ganadería, concretamente la del 21 de enero de 1996 en la plaza de la capital colombiana cuando César Rincón, Enrique Ponce y Vicente Barrera salieron a hombros junto a Borja Prado Eulate (ganadero de Torrealta) tras triunfar clamorosamente y resultar indultados dos toros. La obsesión por el toro serio, de muy buena presentación y con movilidad son los matices que empezó a buscar en Torrealta, que culminaron en 1997 con la compra de veinte vacas y tres sementales de la divisa gaditana. Entre esos sementales se encontraba Lanzallamas, el toro burraco indultado por Jesulín de Ubrique en la corrida recordada en estas líneas.

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