ENTREVISTA

Joaquim Grave, forcado por un día 42 años después: “Nunca me despedí, se es forcado hasta el final”

Maribel Pérez
lunes 25 de marzo de 2024
El propietario de Murteira Grave narra a APLAUSOS sus sensaciones al volver a vestirse de forcado en el festival de antiguas leyendas celebrado en Évora

Cambió la libreta de ganadero por el barrete y la farda que tantas tardes se enfundó. Cuarenta y dos años después. Con el mismo coraje y espíritu heroico que hace más de cuatro décadas, el ganadero Joaquim Grave, propietario de la mítica divisa portuguesa de Murteira Grave, volvió a vestirse de forcado por un día para hacer el paseíllo de manera simbólica en el festival de antiguas leyendas de forcados que acogió el pasado sábado la bella y romana ciudad portuguesa de Évora. El forcado de dinastía relata a APLAUSOS la historia y las emociones vividas en esta cita tan especial.

-¿Qué sintió al volver a vestirse de forcado 42 años después?
-Es una sensación muy rica de sentimientos porque presupone recordar una actividad muy peligrosa como es la acción del forcado, que engloba a un grupo de amigos que se enfrenta a los toros. Porque uno solo se puede poner delante de un toro si sabe que tiene a siete amigos dispuestos a dar la vida por él. Es una cosa bonita y totalmente amateur. No se cobra ni un céntimo. Porque yo digo de broma que no se cobra nada porque no hay dinero en el mundo que se pueda dar para el hombre que se pone delante de un toro solamente con los brazos y el corazón.

“No se cobra ni un céntimo. Yo digo de broma que no se cobra nada, porque no hay dinero en el mundo que se pueda dar para el hombre que se pone delante de un toro solamente con los brazos y el corazón”

-¿Y cómo surgió la iniciativa de reunir a todas esas antiguas leyendas?
-El hombre que organiza la Gala de Tauromaquia, un antiguo forcado, tuvo la idea de hacer esa selección de antiguas glorias de forcados que tuvieron su impacto en los forcados en Portugal. Y en ese espíritu de conseguir seleccionar tantos forcados que hicieron historia, me pidió a mí, al ser el ganadero triunfador de la Gala y tener que regalar un novillo para el festival, me consiguió convencer porque era un día especial y una bonita iniciativa.

-E hizo de forcado de manera simbólica en Évora.
-Así es. Yo no realicé ninguna pega. Tengo 71 años…, ya no tengo edad para eso (risas). Yo fui más para ayudar a los toros, para participar en el ambiente, porque yo jamás me había fardado (vestido) como forcado desde hace 42 años, entonces fue más por compartir con todos los amigos este momento de hacer el paseíllo, y estar en el callejón. Otros con 35 y 40 años hicieron las pegas.

“Uno solo se puede poner delante de un toro si sabe que tiene a siete amigos dispuestos a dar la vida por él”

-Para ser forcado no caben errores. La técnica será clave para enfrentarse al toro a cuerpo limpio.
-Es una suerte que tiene su técnica y no es poca. Claro que es un diálogo con el toro, pero para mí la suerte solo tiene sentido si hay un cambio, si tú ordenas de cualquier forma cuando el toro tiene que humillar para darte el derrote, porque si no hay mando ninguno, se queda una suerte solo musculada, y si hablamos de músculos, el toro siempre gana, que tiene más.

Es una suerte muy lusitana y es una suerte torera, aunque parezca extraño, porque el contacto siempre existe y es un contacto violento. Pero antes tienes que utilizar el cuerpo como un engaño, como una muleta, y tienes que saber las distancias a las que debes citar el toro, tienes que saber en qué momento tienes que empezar a recular, tienes que poner el cuerpo en el momento del embroque, tienes que doblar el cuerpo para que las piernas no te vayan para arriba.

-Habrá muchas diferencias entre pegar los toros hace cuatro décadas y ahora…
-Hoy con los toros más seleccionados, la suerte de la pega ha evolucionado muchísimo desde principios del siglo 20. Y hoy día de alguna forma se hace más fácil intentar mandar algo en la embestida del toro. Pero por otra parte, se hace más difícil, porque los toros hoy son mucho más grandes y pesados de lo que eran cuando yo tenía 20 años. Ahora mismo tienen de media más de 70 u 80 kilos que tenían antes. Si el embroque se mide por la masa y por la velocidad, la masa es mucho más grande ahora mismo.

“En Évora el sábado todos los veteranos compartimos el espíritu del forcado amador: amistad, solidaridad, coraje, disciplina, jerarquía… una cantidad de valores éticos impresionantes que hay en una pega”

Pero lo de Évora fue muy bonito, porque fui con otro compañero que siempre me acompañó, Nuno Megre, que para mí ha sido el número uno de siempre, del grupo de forcados de Santarem, del que yo hice parte, que somos como uña y carne, un amigo mío del pecho. Y aparte otros veteranos de otros grupos que hoy día somos amigos y todos compartimos el espíritu del forcado amador, que es un espíritu muy singular porque tienes que tener amistad, solidaridad, coraje, disciplina, jerarquía… Hay una cantidad de valores éticos en una pega  impresionantes. Y también una emoción muy grande porque tenemos siempre la vergüenza torera de no dejar un toro sin pegar. Porque si hay que ir una, dos, tres, cuatro veces… pues hay que ir siempre, y eso muchas veces es muy violento y muy difícil. Pero una pega bien hecha, es una pega espectacular.

“Ser forcado es un gusanillo que está metido en los genes de mi familia”

-Siendo un forcado de dinastía, ¿qué significado tiene para su familia?
-Es una locura entre comillas, que toda mi familia tiene. Mi abuelo ya hizo de forcado, mi padre en los años 40, yo empecé en el año 69 y hasta el 82, y todos mis hermanos. Éramos 4 que hicimos de forcado, mis sobrinos lo son casi todos y un sobrino nieto que también es una figura grande en los forcados. Todos formamos parte en el Grupo de forcados de Santarem. Por tanto, es herencia familiar porque todos sabemos lo que significa ser forcado y es un espíritu muy fuerte y muy bonito que defendemos. Yo nunca me despedí porque se es forcado hasta el final de la vida. Y también es una forma de enfrentar los problemas de la vida de frente, como hacemos con el toro. Es una actitud frente a la vida. Al final es eso.

-La saga entonces continúa…
-Así es. La figura actual es Francisco Cavaço, nieto de una hermana mía y también tengo sobrinos, hijos de mis hermanos uno que se llama como yo, Joaquim Grave, y Joao, que terminó el año pasado, que era el cabo del grupo de Santarem. Mi hermano Carlos ha sido cabo durante quince años y es el padre de Joaquim, que es actual forcado también, buenísimo. Es un gusanillo que está metido en los genes de la familia.

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