Categorías: Opinión

Jornada de puertas abiertas

Los toros volverán a Barcelona. No sé si es más un deseo, una advertencia o una realidad aún no oficial. O las tres cosas. El deseo de que se vuelvan a dar toros en Barcelona es un común denominador.

Los toros volverán a Barcelona. No sé si es más un deseo, una advertencia o una realidad aún no oficial. O las tres cosas. El deseo de que se vuelvan a dar toros en Barcelona es un común denominador. Que es una realidad no oficial es tan cierto como que la sentencia del Tribunal Constitucional, que aún no es pública, parece ser es favorable a los toros. Eso era de esperar, porque la ley no se casa con los casados por interés. Pero la primera frase también es una advertencia: hay que prepararse para volver a dar toros en Barcelona. Para no cometer los mismos errores, para ocuparse de reactivar a una sociedad que tiene una visión deformada de quienes somos.

Porque, si la sentencia del Constitucional nos es favorable, no tengamos ninguna duda de que las actuales instituciones y administraciones de Barcelona estarán en contra, seguirán tratando de impedir el desarrollo libre de la Tauromaquia. Las administraciones tienen resortes para poner tantas trabas que dar toros sea una aventura equinoccial, una especie de cruce del océano, como el que hizo Colón, ese del que dicen ahora, era catalán. Esta es una cuestión sabida. La catalina de Colón no, que van a poner todos los impedimentos para que no celebren toros. Por eso la estrategia ha de ser bien planificada y conjunta. Paciente e inteligente.

Creo que Barcelona y la Tauromaquia son posibles de forma conjunta si en unos años no existe la necesidad o el objetivo del dinero. Barcelona, como tantas y tantas ciudades, necesita de una inversión, de una inyección casi a fondo perdido de comunicación, promoción y programación. Y eso significa invertir. Apostar. No sé hasta qué punto la propietaria del coso está dispuesta a invertir. Bueno, sí sé hasta qué punto, ninguno. Posiblemente uno de los resortes de impedimento de las administraciones sea precisamente ese, tener atada y coaccionada a la casa Balañá desde otros negocios. Que por tanto el toreo en Barcelona quede en manos de la familia Matilla, los últimos promotores del toreo en la Monumental.

En manos de ellos y en manos de todo el toreo, toreros, ganaderos y aficionados. Manejar el regreso con cautela, pasos medidos. Es necesaria una campaña de comunicación que intente dar la vuelta al calcetín. La víctima no es el animal sino los seres humanos, los perseguidos somos nosotros, los maltratados somos nosotros. Sin razón legal alguna, sin otra razón que morales privadas y particulares que se trasladan a la esfera de lo político. El animal es la excusa para fines totalitarios. Esta comunicación ha de ser sencilla, directa. Y cuidado, no busquemos el euro en bolsillo alguno. Sería un grave error. El euro llegará sólo si logramos, pacientemente, el respeto y la tolerancia de quienes no participan de la Tauromaquia.

Ese aspecto, el euro, siempre nos fue urgente. Ganar. No perder. Echar cuentas para esta tarde. Otro error, si es que así se gestiona la vuelta del toreo a Barcelona. Perder en un balance de cuentas por haber invertido no es perder sino sembrar. Invertir. Y, teniendo en cuenta que no existe Banco Central alguno en el toreo, o financiera al uso, son los propios ganaderos, toreros y empresa quienes han de invertir. Invertir no sería poner sino olvidarse de otros honorarios que el primer paso para hacer de la Tauromaquia lo que ha de ser en Barcelona. Una oferta de ocio y cultura más dentro de una sana convivencia.

Precios más que populares, fechas bien elegidas, poner medios a disposición de las aficiones de alrededor de Barcelona, de otras ciudades de España y de Francia. Hacer de este regreso una fiesta, un día para la historia, un día de felicidad. Unos días de tolerancia, casi días de puertas abiertas para que las teles participen del toreo en libertad. Para demostrar, poco a poco, que el toreo tiene vigencia, que somos gentes que construye un país, que genera virtudes, que trata de repartir dividendos de cultura, de ocio, de diversión, de felicidad. Jornadas de puertas abiertas. Ojalá fuera así. Daríamos un ejemplo de ser un sector humanamente sensible, inteligente, sensato. Inversor.

No se pude galopar a dar una corrida, dos corridas, con las ínfulas de la media plaza o del ganar lo suficiente en una corrida. No se puede gestionar el toreo de Barcelona, si es que lo volemos a tener, como si nada nos hubiera sucedido. No podemos permitirnos el lujo de plaza vacía, de mensajes de minorías, de sector en decadencia, de oferta añeja y olvidada. Barcelona va a necesitar de mucha paciencia, de mucho talento y de mucha generosidad. Barcelona necesita jornadas de puertas abiertas sí o sí. Entren. Pasen. Bienvenidos. Vean. Observen. Nosotros somos esto. Esta es nuestra oferta social.

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Jornada de puertas abiertas

Carlos Ruiz Villasuso

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