ENTREVISTA

Juan Leal: “Jugarme la vida es una forma de sentirme libre”

José Luis Benlloch
miércoles 25 de enero de 2023
"No hay que confundir el parón con el arrimón. El parón depende de tu fuerza interior y se hace cuando el animal está en movimiento. Eso no tiene que ver con estarte quieto delante de un animal que se ha parado", afirma el torero francés

La vaca, un ejemplar de Pedraza de Yeltes, alta y fuerte, lustrosa, bien armada, de imponente trapío, repetía su embestida a la salida del muletazo una vez y otra persiguiendo la muleta y de pronto, muy pronto, en lugar del engaño escarlata el animal se encontró el cuerpo sereno y firme de Juan Leal, fue como parar el tiempo, el momento perseguido, el clímax, la cumbre de un modelo del toreo que desencadena adhesiones inquebrantables y remilgos puristas. El cuerpo, ahora sí que sí, puesto donde debía estar la muleta. Lo ves en las imágenes y no puedes evitar la exclamación… ¡Joder!

No es fácil de hacer y entre los que son capaces el reto está en el momento. Ojeda, dicen y es verdad, se lo hacía al toro los días grandes en el cuarto, en el quinto muletazo… Lo hacía y el mundo se estremecía. Tanto que no necesitó de muchas temporadas para ser lo que fue ni para que años después se le siga teniendo como referente. El toreo seguramente es más que eso, seguro, pero momentos como el de la vaca de Pedraza es un atajo a la gloria. Y si llegado el momento se le hace al toro más atajo todavía. Lograrlo es cuestión de corazón, el del lidiador y el de los espectadores, que resistan y no revienten. Y en ello anda Juan Leal.

“Yo no sé qué es el valor. Superar el miedo se dice. Luego hay que tener miedo. Es algo muy personal. Yo prefiero hablar de entrega que de valor”

-“No hay que confundir el parón con el arrimón”, me explicaba el propio matador. El parón depende de tu fuerza interior. Supone parar una embestida, no tiene que ver con estarte quieto delante de un animal que se ha parado, se trata de pararlo tu con tu cuerpo, con tu intuición torera, con la tripa, no con la muleta.

-Hombre, Juan…

-Es poner tu pecho encima de las puntas del toro y esperar que se pare. El arrimón es otra cosa. El parón de verdad se hace cuando el animal está en movimiento.

-¿Con el parón se acaba todo?

-En ningún caso. Que lo hayas parado y estés en su territorio no quita que seguidamente lo puedas empujar hacia adelante y le puedas pegar muletazos, templarlo y ser dueño de su velocidad y del trazo. Dueño de las embestidas del animal. Ahí es cuando realmente te adueñas de la situación y teniendo en cuenta que el toreo es dominio estás en el objetivo.

“Todos los toreros han vivido injusticias, yo las he vivido también pero más que ninguneado me he sentido poco entendido”

-Una equivocación sería fatal.

-Cuando lo haces asumes las consecuencias. Uno tira la moneda al aire con todas las consecuencias, la cogida es una posibilidad que se asume. Ahí no hay trampa ni te puedes equivocar.

La importancia del valor

Valor es el argumento de base de Juan Leal. Seguramente el bien más escaso y perseguido del toreo. La conexión más fiable a la hora de generar emociones. La raya que diferencia a los toreros de quienes no lo son o no lo pueden ser. Al valor hay que añadirle otras virtudes, claro que sí, pero con el valor es posible el pensar, la otra cualidad que hace toreros y abre puertas. Corazón y cabeza, valor y talento son virtudes que se retroalimentan. De sintonizarlas depende el desenlace último, que los sueños se hagan realidad y en tarea tan trascendente anda el francés. El reportaje de Mauricio Berho, una joya de la fotografía da pistas y esperanza: además de ser capaz de parar la vaca de Pedraza con el cuerpo, este Leal (de lealtad a sus principios) es capaz de torear, cada día mejor y con más frecuencia. No lo desprecien, además de injusto correrían el riesgo de tener que arrepentirse. En tiempos en los que nos privamos por el arte y el pellizco, es importante que no se pierda la referencia de las emociones fuertes.

Cuando a Leal le preguntas por el valor contesta presto: “Yo no sé qué es el valor. Superar el miedo se dice. Luego hay que tener miedo. Es algo muy personal. Yo prefiero hablar de entrega que de valor”.

“Salirse de unos cánones para algunos no es torear… Para mí torear es ser dueño de la embestida de un animal, por ejemplo si viene rápido reducirlo, ser dueño de cuándo, cómo y dónde embiste. Eso es torear”

-¿Te sientes ninguneado o recompensado?

-Depende del momento y del lugar. Todos los toreros han vivido injusticias, yo las he vivido también pero más que ninguneado me he sentido poco entendido.

-Por cierto, ¿por qué un chico de tu edad se puede jugar la vida sin más, de forma tan descarnada?

-Sin más no, me juego la vida porque es una forma de sentirme libre. Es mi forma de expresarme como hombre y como artista. Jugarme la vida me hace feliz. Es un juego de emociones personales que me hacen disfrutar.

-¿Cuándo se dice que eso no es torear qué piensas?

-Que vaya otro y lo haga. Va un poco con las modas. Salirse de unos cánones para algunos no es torear… Para mí torear es ser dueño de la embestida de un animal, por ejemplo si viene rápido reducirlo, ser dueño de cuándo, cómo y dónde embiste. Eso es torear.

La charla surgió del parón de esa vaca de Pedraza, alta y fuerte, lustrosa, bien armada, de imponente trapío a la que Juan Leal la paró con el pecho. Cosa de con tu cuerpo, con tu fuerza interior, con tu intuición torera, con la tripa, no con la muleta

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