El lunes 24 de octubre un rayo de sol apareció sobre el día oscuro, lluvioso y gris de éste otoño madrileño, cuando en hombros de toreros y rodeado de una multitud de aficionados y profesionales, el féretro de Antonio Chenel “Antoñete” cruzaba el umbral de la Puerta Grande de Madrid…
El lunes 24 de octubre un rayo de sol apareció sobre el día oscuro, lluvioso y gris de éste otoño madrileño, cuando en hombros de toreros y rodeado de una multitud de aficionados y profesionales, el féretro de Antonio Chenel “Antoñete” cruzaba el umbral de la Puerta Grande de Madrid. Última salida a hombros para un torero de leyenda, última Puerta Grande para Antoñete entre desgarradores gritos de ¡¡Torero, Torero, Torero!!!. Salida de dolor y muerte pero también de reconocimiento, de reverencia, de admiración. Un rayo de sol quiso alumbrar la última Puerta Grande de Antoñete, camino hacia la eternidad, la que tuvo su toreo y mantiene vivo su legado.
Miles de madrileños y una multitudinaria representación del toreo despidió al maestro Chenel en “su” plaza de Las Ventas
A las cuatro y media se abrió por última vez la puerta grande para Antoñete entre gritos de ¡torero, torero!
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