Hasta el cuarto y el quinto de la tarde lo único que había brillado con luz propia a la sombra de “La Pilarica” había sido el botijo y la gorrilla del “primo colorao” de Morante. Suerte que el cuarto y el quinto permitieron al de La Puebla y al de Arnedo extender sobre el mostrador del coso maño parte importante de su gran muestrario. Un galleo con el capote de Morante fue como un ramalazo de arte del poblano, de tal guisa que, como dijo el poeta “los ángeles batieron palmas”. Después hubo una faena de muleta que volvió a poner a José Antonio en el umbral de la gloria, premiada por cierto cicateramente por el palco con una oreja.
Urdiales poco pudo hacer con el segundo de la tarde pues a la corrida en general le falto bravura y en ocasiones la fuerza necesaria. Suerte del quinto que se mostro algo mas colaborador y se dejo mimar en los muletazos armoniosos y personalísimos de Diego. Villalpando babeaba de gusto…y yo también. Otra oreja.
Talavante no tuvo como ni con que con ninguno de sus dos bureles, y se tuvo que limitar a dejar en la arena aragonesa algunos apuntes que demostraron que está en un momento que a poco que le ayuden los toros puede romper el sota, caballo y rey de la baraja que con tanta propiedad maneja cuando le echan cartas que le permiten envidar. Tarde emotiva con un público entregado y con ganas de disfrutar del buen toreo capaz de ofrecer una terna como la de hoy.
El presidente autonómico Javier Lamban, como prolegómeno a la corrida, ofreció ante las cámaras de televisión una muestra de su respeto a la Fiesta Brava y a quienes la disfrutamos, por sensibilidad y porque es el espectáculo más nuestro que existe en esta bendita tierra que, pese a todos los pesares, sigue siendo nuestra Patria.
