De todas las versiones que existen de lo que se conoce como lo domecq, Jandilla es la que mejor ha resistido el desgaste del tiempo y los embates de la crítica, no en balde es la solera. También es la que mejor combinó, con más equilibrio, el modelo original de Juan Pedro Domecq y Díez y las exigencias de los tiempos modernos, seguramente porque también fue la que más y mejor resistió ante las exigencias de las figuras, que no siempre se lo perdonaron. La estrella de Jandilla es símbolo de lealtad a sus orígenes y de su compromiso con la Tauromaquia.
– “Las ganaderías de bravo siempre fueron deficitarias, pero eran muy rentables socialmente y eso ha desaparecido. Ahora mismo vas a una plaza de pueblo y eres menos importante que el mulillero. Y en una plaza de primera llega la autoridad y no te tiene en cuenta o te aplica una desconsideración que te resulta agraviante”
– “Hay que ir a la reconversión del sector. Los ganaderos ya la hicimos. Había el doble de toros de los necesarios y se redujeron las ganaderías, porque no se podía criar algo que no tenía salida. Una reconversión acabaría dando sus frutos, habría más corridas y por tanto más puestos”
– “Nosotros, en Jandilla, nunca hemos vendido una vaca de desecho. Por eso nuestros amigos nunca hicieron una ganadería de un solo golpe. “Necesito al menos tres años para hacerte ganadero”, les digo cuando les vendo”
– “Es fundamental que el público no se aburra y con determinado toro hubo un momento en que se aburrió con demasiada frecuencia, de modo que los toreros estaban muy contentos pero se le hacía mucho daño a la Tauromaquia”
Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 1941