LAS LEYENDAS DE JOSÉ LUIS BENLLOCH.- JANDILLA (I PARTE)
(Foto: Arjona)(Foto: Arjona)

Lealtad y compromiso

José Luis Benlloch
domingo 07 de diciembre de 2014

De todas las versiones que existen de lo que se conoce como lo domecq, Jandilla es la que mejor ha resistido el desgaste del tiempo y los embates de la crítica, no en balde es la solera. También es la que mejor combinó, con más equilibrio, el modelo original de Juan Pedro Domecq y Díez y las exigencias de los tiempos modernos, seguramente porque también fue la que más y mejor resistió ante las exigencias de las figuras, que no siempre se lo perdonaron. La estrella de Jandilla es símbolo de lealtad a sus orígenes y de su compromiso con la Tauromaquia.
– “Las ganaderías de bravo siempre fueron deficitarias, pero eran muy rentables socialmente y eso ha desaparecido. Ahora mismo vas a una plaza de pueblo y eres menos importante que el mulillero. Y en una plaza de primera llega la autoridad y no te tiene en cuenta o te aplica una desconsideración que te resulta agraviante

– “Las grandes ferias fueron siempre la culminación de un proceso, los aficionados se hacían en los pueblos y en los festejos menores. Por eso hay que hacer viables las novilladas. Sevilla no hace aficionados, los de Madrid se hacen en los alrededores… Así que si podamos las raíces, estamos perdidos

– “Hay que ir a la reconversión del sector. Los ganaderos ya la hicimos. Había el doble de toros de los necesarios y se redujeron las ganaderías, porque no se podía criar algo que no tenía salida. Una reconversión acabaría dando sus frutos, habría más corridas y por tanto más puestos

– “El toro debe ser bonito. Mi padre nos enseñaba a verlos tapándole la cabeza con la mano. Hay que fijarse si es bajo, si es recto de viga, si tiene riñones… cuando le has visto todo eso puedes decir si tiene buena hechura y sólo entonces quitas la mano, le ves los pitones y decides si…

– “Nosotros, en Jandilla, nunca hemos vendido una vaca de desecho. Por eso nuestros amigos nunca hicieron una ganadería de un solo golpe. “Necesito al menos tres años para hacerte ganadero”, les digo cuando les vendo

– “Es fundamental que el público no se aburra y con determinado toro hubo un momento en que se aburrió con demasiada frecuencia, de modo que los toreros estaban muy contentos pero se le hacía mucho daño a la Tauromaquia

Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 1941

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