BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Luces y sombras: la Feria de Julio, a debate

José Luis Benlloch
domingo 24 de julio de 2022
Las brillantes realidades del ruedo contrastaron con la desolación de los tendidos

Terminó la Feria de Julio con una sensación agridulce. Hubo más realidades que futuro, contraste originado en los buenos pasajes que pudieron saborearse en el ruedo y la falta de ambiente general. Entre lo primero cuenta especialmente lo de Roca, que alteró los pulsos y sació las necesidades de emoción -después de RR uno apetece sentarse y respirar-, apareció la maestría de Luque, el proyecto Téllez, el propio Román, más atemperado y, por tanto, más torero por mucho que acabase echando todos los progresos por la borda de la espada, y hablando de espadas lució la de Marín, y no olvidemos las cosas de Morante -sus chispazos y sus desganas- y la ilusión desbocada de los novilleros; y entre lo segundo flotó por encima de todo la desolación de los tendidos que se vivía como algo propio, sin que se acaben de encontrar los antídotos necesarios pese a la urgencia. 

En lo artístico, Roca Rey alteró los pulsos y sació las necesidades de emoción; después de RR uno apetece sentarse y respirar

Seguramente no es cosa de un solo remedio aunque varios Rocas alterando los pulsos solucionarían mucho, en cuyo caso se podría titular al futuro por el interés, por la expectación. Ese fue un revulsivo que nunca falló. Las mejores épocas de la tauromaquia aquí, allá y acullá, siempre estuvieron marcadas por un nombre o por dos. Hay ejemplos definitivos: José y Juan; Juan y Granero; poco después la que fue posiblemente una de las mejores épocas de Valencia coincidió con la mejor generación de toreros de la historia, Barrera, Félix Rodríguez, Torres… Ortega, De la Serna, Armillita, Manolo Bienvenida…; más tarde Manolete y Arruza, Aparicio, Litri, Ordóñez y Camino, El Cordobés… y finalmente Soro y Ponce. Llegaban ellos y seguidamente o a la vez, aparecía el público y con él el futuro y hasta la administración que nunca regaló nada aunque en los momentos de esplendor tomaban los callejones y llamaban a los fotógrafos para lucir palmito en un fenómeno que no sabía de colores políticos y que estoy seguro de que acabará repitiéndose en cuanto aparezcan más RR. Dando por buena la evidencia de la necesidad de toreros interesantes hay que convenir en la obligación de facilitar el acceso de nuevos valores, las escuelas, y entre ellas la de Valencia, los forman y la clase empresarial, que serán los primeros beneficiados, deberían meter el hombro con más decisión. Y a modo de clavo ardiendo pensando en el futuro no se puede olvidar que la Fiesta siempre tuvo algo o mucho de cíclica, así que los buenos tiempos deben estar al caer. Soñemos.

A la Fira habría que ligarla a otros eventos lúdicos o culturales. Este año se intentó con el apoyo de una feria gastronómica que el ayuntamiento se cargó de una forma sibilina

Que se dependa de la aparición de grandes figuras no significa que la salvación de la Fira no necesite de otras medidas concretas más controlables. Los carteles deben respetar la idiosincrasia de la plaza, regla imprescindible en cualquier latitud. No hacerlo, este año solo se logró en un cartel, genera un ambiente de decepción que desmotiva incluso para las tardes de alto nivel. El efecto arrastre de una gran feria beneficia al conjunto e igual sucede al revés, un mal ambiente dinamita el conjunto. Una gestión de máxima proximidad por parte de la empresa daría mucha luz y a tiempo están.

LOS HORARIOS

La cuestión de los horarios no es cuestión menor vistos los rigores climatológicos de la época. Habría que pensar en acercarse a la noche de Valencia, que suele ser privilegiada, los eventos deportivos de éxito y ya no digamos los conciertos, tienen una larga y aceptada tradición en ese tramo horario. Y no vale probar con carteles de medio nivel -llegaron a programarse ya- que no llevarían gente en Valencia ni de tarde ni de noche. Es un cambio radical que exige valor pero se hace imprescindible probar en una época en la que los aficionados ya no soportan las solaneras con un simple sombrero de paja porque sencillamente y afortunadamente ya no van a la huerta de sol a sol con esas protecciones.

Un acercamiento de nivel a horarios nocturnos es arriesgado pero necesario

Habría que ligarla a otros eventos lúdicos o culturales. Este año se intentó con el apoyo de una feria gastronómica que el ayuntamiento se cargó de una forma sibilina exigiendo unas normativas escalonadas y progresivas cada vez que se superaban las anteriores exigencias, hasta hacerlo inviable en el tiempo y en el coste, trabas que han pasado demasiado desapercibidas. 

ENTRE BASTIDORES

También favorecería el buen desarrollo de los festejos, sin que signifique puertas abiertas a la picaresca, evitar las tensiones, grescas en ocasiones, en los reconocimientos veterinarios que no conducen a nada más que a situar a Valencia en plaza de desgobierno y descabalar el trabajo de los ganaderos; la falta de criterio en el palco unas veces dadivoso hasta la exageración y otras ofensivamente cicatero desacredita y devalúa la importancia de los triunfos, genera agravios comparativos y desinforma: ¿quién sabe ya el valor de una oreja en Valencia?…; la incorporación de nuevos hábitos personalistas le quitan rigor ambiental que se le supone a una plaza de primera. Detalles, detalles, detalles… que van lastrando el viejo prestigio de una plaza que fue referente de… muchas cuestiones positivas sin traicionar su personalidad de plaza culturalmente abierta. Nada es definitivo pero todo influye en la difícil remontada que se tiene por delante si se quiere recuperar no solo Julio sino también proteger Fallas. Y mientras, las autoridades superiores, competentes en la materia se llaman a andana tras bonitas palabras, sí, sí, sí a todo o tiran a degüello como viene sucediendo desde el ayuntamiento. Así es más difícil. 

LOS TOROS DE LA FERIA

La feria ha tenido grandes toros, no conviene olvidarlo, no sería nada justo ni por lo visto esta feria ni por todas las veces que les hemos hecho responsables de la poca fortuna de otras. Más allá de las vueltas al ruedo, punto exageradas, los dos ejemplares de Victoriano del Río fueron de nota muy alta dentro de un buen conjunto; otro buen encierro fue el de Fuente Ymbro, con dos toros de gran calidad (segundo y sexto), otro muy completo (el quinto); la novillada de Montealto, descabalada en los reconocimientos de vísperas, fue lógicamente desigual de presentación, fuerte y brava como compensación a tantos avatares como a los que la sometieron. De la de Algarra, sin ser una mala corrida, se esperaba más.

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