Arrancó la tarde con un minuto de silencio tras el paseíllo en recuerdo del ganadero fallecido Daniel Ruiz.
El primer capítulo brilló por nula transmisión. Un toro que ya salió sin interés por los trastos, al que Aurelio Cruz recetó dos puyazos a ver si despertaba pero nada más allá. Morante se entretuvo en intentar lucir por algún lado ya que tampoco incomodaba el toro, pero esa embestida insulsa sin transmisión alguna acabó pronto con la voluntad del de La Puebla que hizo lo oportuno y se lo quitó de enmedio. De puntillas arrancaba la goyesca.
Un tanto dantesco resultó ver cómo, tras sacar el pañuelo verde el presidente al partirse la mano derecha el toro, el empresario Francisco Rivera pidió a Morante que estoquease al astado en el ruedo. Se libró Morante del trago porque claudicaba de forma constante y acabó Alberto Zayas con un puntillazo desde el burladero.
Salió el sobrero del mismo hierro y se diluyó como pastilla efervescente. Apenas unos lances con el capote de Morante y los ayudados con los que inició la faena. El desánimo comenzaba a hacerse notar tanto en el propio diestro como en los tendidos. Defraudado Morante, que venía con ganas y voluntad tras perderse Palencia ayer a cuenta de su lesión. Su labor fue forzosamente silenciada.
El segundo comenzó a poner intensidad a la tarde, un toro con acometividad al que Manzanares tuvo que meter en la muleta a base de exponer hasta el punto de ser realmente volteado sin consecuencias. A partir de aquí, le fue tapando más la cara y provocando el cite para limar ese defecto con el que el toro tenía marcado permanentemente a José María. Meritoria labor cargada de valor que puso la primera oreja de la tarde en su mano.
En el quinto se quiso combinar todos los elementos para que sí o sí fuera el paracaídas de la tarde. El toro es cierto que sirvió más que sus hermanos, sin tampoco ser un derroche ni de bravura ni de fuerzas pero hay que decir que metió la cara en el caballo abajo y con ambos pitones. Hubo clarinazo largo con el cambio al último tercio, sonó la afamada Concha Flamenca por la banda de Los Barrios y aquello se multiplicó, sin desmerecer ni mucho menos la labor de Manzanares que, con los mimbres que tenía, hizo buena labor, tanto estética como técnica con altos picos de intensidad. Remató de estocada entera trasera y la presidencia puso orden concediendo una oreja en lo que parecía iba a ser un desatino de dos orejas ambientadas.
El tercero no le sirvió ni a Roca Rey, que ya es decir. Feo de hechuras, gordo, sin cuello y cornicorto, apuntó leves maneras en el recibo y Roca le puso toda la voluntad viable pero no hubo manera de encontrar lucimiento por ningún lado ante la pérdida constante de manos del toro desde que acudió al caballo y su deslucido juego. Desilusión en los tendidos y silencio para el torero.
El sexto sirvió a su manera y Roca Rey estuvo muy firme con él. Lo obligó a repetir quedándose en el sitio pero con el punto negativo que costó sacarle muletazos limpios sin enganchones en los remates. Todo a medio gas, el toro por un lado y Roca que no llegaba al punto de tardes atrás probablemente a cuenta de la condición de la corrida pero que se montó encima del toro comiéndole literalmente los terrenos. Fue un alivio para el conjunto de la tarde acabar con algo de intensidad a tenor del escasísimo juego que brindaron los de Daniel Ruiz. Cerró Roca con una estocada baja por aliviarse viendo cómo le tapaba la salida el toro y cortó una oreja.
Ronda. Sábado, 2 de septiembre de 2023. LXVI Corrida Goyesca. Toros de Daniel Ruiz, el 4º como sobrero, desiguales de presentación, nobles pero desrazados. Mejor el sexto. Morante de la Puebla, silencio en ambos; José Mª Manzanares, oreja en ambos; y Roca Rey, silencio y oreja. Entrada: Lleno.
