La Revolera

México lindo y querido…

Paco Mora
martes 24 de mayo de 2011

Al presidente-policía, o viceversa que tanto da, le faltó sensibilidad para calibrar la significación de una oreja en San Isidro para un novillero mexicano que ardió toda la tarde en rabia torera…

Al presidente-policía, o viceversa que tanto da, le faltó sensibilidad para calibrar la significación de una oreja en San Isidro para un novillero mexicano que ardió toda la tarde en rabia torera. Poco le importó al “usía” ni a los “usiítas” que le asesoraban que el público pidiera el premio auricular por mayoría aparente. El hombre se ve que tiene una calculadora entre ceja y ceja y si faltaban tres pañuelos para el quórum se llamó andana. Pero pese a esa frialdad presidencial Sergio Flores pudo dar una vuelta triunfal al anillo. No quiso hacerlo, porque alguien le ha dicho que las vueltas al ruedo están devaluadas. Craso error; valen mucho más las palmas de los que pagan que la opinión de un presidente que encaramado en su trono se cree el rey del mundo.  El público madrileño se enamoró de las ganas de ser y el buen corte torero del jovencísimo paisano de Ponciano Díaz. Por cierto, que los mexicanos que han pisado el ruedo de Las Ventas hasta ahora, han dejado tras ellos olor a pundonor y valentía. Algo se mueve en el toreo mexicano, y uno que se alegra porque la frescura de los coletudos de allende los mares también le hace falta a la Fiesta.

El francés Dufau, maduro para la alternativa. No tuvo adversarios adecuados pero anduvo sobrado de ganas y de oficio. Y con la espada, como sus compañeros, rayó a buena altura. López Simón se mueve por el ruedo con la parsimonia de los que saben lo que quieren y a dónde van. En su primero, un animal agaseosado se esturreó en ocho o diez muletazos de una lentitud y una estética muy premonitorias de lo que puede ser este novillero de evidente personalidad y sello En su segundo, que en principio parecía que rompería a mejor que sus hermanos de Montealto, estuvo muy valiente hasta que el funo se declaró en huelga. Torea de rodillas con un temple fuera de lo común. Da la impresión de que el novísimo novillero no sabe lo que es un trapazo, porque el capote lo mueve también con sentido del temple y  su peculiar estética. En fin. El corolario de estas novilladas  de hogaño en Las Ventas podría ser que  la renovación del escalafón de  los matadores de toros está asegurada.

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