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Miuras en la Feria de Julio: sueño y pesadilla

José Luis Benlloch
domingo 02 de julio de 2023
La legendaria divisa reaparece en la que fue una de sus citas obligadas

Más allá de la presencia de las primeras figuras que comparecen en la Feria de Julio, desde Roca a Morante, en una edición que se antoja clave para remontar el relieve social y taurino de los viejos tiempos, destaca la presencia de los miuras, la legendaria ganadería cuya fama no solo marcó el imaginario popular con lutos y glorias en los ruedos, sino que fue más allá. Tanto que dio nombre a los mejores anises de Andalucía; rebasó fronteras al punto que se convirtió en marca de relojes japoneses y suizos; nominó los modelos más potentes de los automóviles Lamborghini con los nombres de sus toros más famosos -desde Islero a Gallardo, entre otros- y hasta se le eligió para nominar un cohete español, Miura 1, en la conquista del espacio. Consecuencia de su calado social y el carácter de sus toros, hasta les hicieron un hueco en el diccionario de la RAE: “Miura, toro de la ganadería de Miura, famosa por la bravura e intención atribuida a sus reses”, dice en una primera acepción; mientras que, en una segunda, asevera: “Persona aviesa, de malas intenciones”, pues eso.

Su anuncio supone la reaparición en el ruedo valenciano, en el que fue un clásico obligado durante los años más potentes de la Feria de Julio, al punto que sus propietarios tenían la cita de Valencia junto a la de Sevilla como la más importante de cada temporada y por ello la más cuidada. Llegado el momento de decidir destinos, en la finca Zahariche, en Lora del Río, apartaban los quince, veinte toros, más armónicos y de mejor nota de la camada, de los que llegado abril se seleccionaba la corrida que iba a Sevilla y del resto, que nunca se sabía cuál era el número exacto por la cantidad de bajas que provocaba su belicoso carácter en las peleas entre hermanos, salía el encierro que la familia Miura enviaba a la Feria de Julio. Eso fue así desde tiempo inmemorial hasta que los nuevos gustos interrumpieron la tradición.

Los miuras son toros singulares en su morfología, de tal manera que vistos en un cercado sin más referencias y de lejos se adivinaría su origen y se diferenciarían de otros bravos. Son altos, de escaso morrillo en su mayoría, lisos de vientre, musculados y con abundantes arrobas sin que la armonía sea una de sus virtudes y lucen una impactante variedad de capas debido a su origen Saavedra, Cabrera; también son personalísimos en su comportamiento, en realidad imprevisibles, pueden ir de los más ilidiables hasta ejemplares de una nobleza máxima (aunque no son nada frecuentes) pasando por los comportamientos más inteligentes si se acepta la expresión, en el argot taurino se le dice sentido, que les hace especialmente difíciles de banderillear.

Sueño o pesadilla

Un conjunto de cualidades que los hicieron imprescindibles en épocas anteriores y les ha hecho difícil la supervivencia en la actual, en la que se piden toros con modelos de bravura más previsibles y adaptadas al toreo que se demanda en la actualidad. Así que los triunfos con los miuras cotizan alto y se anuncian con espadas de largo oficio y necesidad de promocionarse, mientras las figuras los reservan esporádicamente para motivos muy señalados y en ese caso reciben el calificativo de gestas. Todo lo cual les convierte en miuras para soñar este julio: soñar en la recuperación de las tradiciones y de la propia feria; soñar en el lanzamiento de los espadas anunciados que tanto necesitan de un triunfo; y soñar en la restauración de un modelo de bravura que se fue perdiendo y tanto añoran y reivindican cierto sector de aficionados. Solo queda desear que los sueños no se conviertan en pesadilla que también tiene su grado de emoción. Ya se sabe que con los miuras todo es posible.

Sorpresa en la noche

En Valencia al interés que despierta su lidia atrae especialmente, es un añadido, su comportamiento en la desencajonada, donde son garantía de espectáculo y sorpresa. Su resistencia a seguir los cabestros, sus peleas entre hermanos, la fijación con algún mayoral o su actitud desafiante suelen ganarse la atención del público y se hace difícil no recodar alguna velada de los miuras sin incidentes. Desde la noche que hubo que desalojar la plaza para que el miura se retirase a los corrales cuando decidiese él hasta aquella otra en la que hubo que utilizar para conminarle mangueras de agua, hondas y artilugios varios sin que ello supusiese doblegar la voluntad del miura. En la especialidad de bous al carrer son primera figura desde tiempo inmemorial, especialmente en poblaciones de tanto rango bouero como La Vilavella o la Vall d’Uixó.

De los miuras célebres en Valencia destacan entre muchos Vizcaíno al que Granero le cortó el rabo en su feria de Julio en competencia con Belmonte; el toro de Camisero al que Manolo Cortés le cortó dos orejas en la feria de 1978; el toro Dadito para el que se pidió el indulto y quedó ligado para siempre a la carrera de Esplá; esta feria se le pone punto y seguido a la última comparecencia en corrida completa que tuvo lugar el 26 de julio de 2015 con otro toro, Ratón de nombre, que se incorporó a la galería de celebridades miureñas en la Fira de Juliol.

Robleño, Ramos y Chover, tres valientes para una miurada

La lidia de los miuras exige oficio y coraje en proporciones máximas de tal manera que lo que falte de uno se tiene que completar necesariamente con lo otro. Nunca nada es suficiente ante una miurada. La terna de este año tiene argumentos para dar una emocionante tarde: Robleño es torero curtido en las batallas más duras sin que nunca renunciase a un concepto clásico del toreo; el castellonense Ramos es también torero de buen gusto, consolidado oficio y larga ambición al que un triunfo le recargaría de argumentos en su empeño de ser importante en el toreo; y finalmente el valenciano Chover, todo coraje, garantiza que peleará con toda su alma para engancharse a una profesión que le ganó desde niño. Enfrente tendrán un lote de toros que el propio ganadero, Antonio Miura, ha calificado de importante, lo propio de una plaza de primera, ha declarado, con una gran variedad de pelos de tal manera que no hay uno igual a otro.

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