AL COMPÁS

Morante, témplate

Pedro Toledano
miércoles 09 de septiembre de 2020

Los nervios, la destemplanza y hasta algún gesto inadecuado están apareciendo con demasiada frecuencia en el seno del mundo del toro. Como si en lugar de unirse para defenderse de quienes los quieren borrar de la faz de la tierra, estuvieran en la antesala de lidiar una corrida de Victorino en Las Ventas. Algunos de sus integrantes andan descompuestos, sin sitio y, lo que es peor, con demasiados guiños políticos, cuando lo que tendrían que procurar es poner en valor su realidad, que lo suyo, su razón de ser, tiene sus raíces en el pueblo, sin adscripciones políticas. 

El primer cohete sonó ya a principios de agosto. Cuando el empresario que organizó la ya célebre corrida de El Puerto, tanto por el éxito alcanzado como por los injustos ataques recibidos por los radicales del pensamiento único, comenzó a recibir más fuego amigo que de los de enfrente. Sonó más a ajuste de cuentas que a crítica constructiva. Y por si aquello no hubiera sido suficiente, ahora sale Morante de la Puebla, en mundotoro.com, a contraestilo de sus contrastadas capacidades artísticas, aliviándose por arriba, criticando con acritud y rudeza no solo a la Fundación del Toro de Lidia, sino a todo aquel que se sale de sus más que discutibles postulados, que si algunos pudieran ser de provecho, pierden fuerza por su tono y porque pueden sonar a oportunismo político, que no torero.

Pero no todo deben ser reproches, porque mientras se libran esas viscosas batallas, ahí está, precisamente, la FTL, que además de litigar contra quienes atacan a la tauromaquia -acaba de conseguir que condenen a los tres autores que atentaron contra la estatua de Ponce en Chiva- se aplica en el reto de alimentar la promoción de nuevos valores. Su última iniciativa, el Circuito Andaluz de Novilladas, ya ha comenzado a caminar y a dar frutos.

Y un guiño último a las escuelas de Andalucía, que junto a Canal Sur han alumbrado un chavalín, Marcos Linares, de la Escuela de Jaén, llamando la atención de los aficionados. La mejor política es la de meter el hombro, y arrimarse al toro, claro.

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