Nos ha dejado en plena feria de Almería, su Feria, Antonio Márquez Guirado, un torero de los de época con sabor añejo, aquella en la que los aficionados de toda España se marchaban sin dinero en busca de fortuna a Madrid a compartir pensión con otros con la misma ilusión. Antonio había llevado a cabo un buen comienzo novilleril pero como a tantos las cosas no le funcionaron y decidió cambiar a la plata. Había veces, me contaba, que toreaba casi a diario en los pueblos de la capital y hasta le sobraban festejos para cedérselos a otros compañeros. Pasado el tiempo y ya retirado decidió tomar la alternativa y lo hizo entre su gente y con su gente con casi sesenta años. Su padrino fue José Gabriel Olivencia y el testigo Paco Torres Jerez, uno de los muchos toreros a los que como Director de la Escuela Taurina preparó. En esa faceta viví con él algunos tentaderos con los alumnos. Era muy exigente porque sabía de la dureza de la profesión.
Antonio estaba dispuesto siempre a ayudar sin pedir nada a cambio. Vivía intensamente su profesión y su vida. Cuando llegaba la Feria de Almería cualquier amigo o compañero que llegaba en las cuadrillas podían contar con él para cualquier cosa que necesitaran. Su hijo también siguió su carrera. Era querido por toda la grey taurina y este año, cuando la feria de Almería vive momento nuevos y esperanzadores, Antonio nos deja. El próximo 16 de septiembre hubiera cumplido setenta y dos años. Hablé con él por teléfono desde su plaza de toros y pude despedirme. Adiós amigo.
