Si los ciclos taurinos se midieran por septenios, es decir, tomando la temperatura de las temporadas de siete en siete años, habría que echar la vista atrás y volver al año 2005. Cuesta más ponerse a pensar en 2019. Valgan de ejemplo dos ferias clásicas del calendario: Magdalena y Fallas. En su versión contemporánea una y otra, porque las dos empezaron a crecer, a prosperar y a multiplicarse hace apenas treinta años. Magdalena se repartía antes en dos fines de semana, uno religioso y otro pagano, taurinos ambos; las corridas de Fallas se jugaban tan sólo en la segunda mitad de la semana fallera.
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