Hace escasos días, en Alba de Tormes, Andy Cartagena puso punto y final a su vigésima temporada como profesional. Veinte años en continua evolución, demostrando cada campaña, además de grandes avances técnicos y regularidad, una entrega y ambición sencillamente admirables. En efecto, han transcurrido dos décadas desde que aquel niño tímido y aparentemente frágil que tomaba la alternativa en Castellón con mucho esfuerzo y trabajo tras superar tanto las complejas lesiones como las dificultades profesionales, ha conseguido algo reservado sólo para contados privilegiados: convertirse en máxima figura del toreo a caballo.
– “Ha sido una de las temporadas que más he disfrutado. Me han servido casi todos los toros y mis caballos han estado a gran nivel”
– “Para estar arriba, necesariamente hay que cortar orejas. Pero lo que realmente me interesa es disfrutar cuajando los toros. Someterlos y dominarlos como quiero me hace sentirme plenamente feliz”
– “Las mixtas de forma puntual o en festivales me parecen correctas. Hacerlo con demasiada frecuencia no lo veo bien. La competencia directa debe tenerse con los compañeros de escalafón”
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