A propósito de los derechos y deberes de los abonados de la plaza de Madrid se dio en su día con la idea del “abono cautivo”. Mordaz, aguda y sonora, la idea ha tenido muchos padres. Tal vez fuera Ricardo Díaz Manresa quien primero la puso en circulación hará cosa de quince años. El contenido de la idea es bastante simple: en el abono de Madrid la paja y el grano se pagan al mismo precio y no cabe distinguir ni reclamar. Es de cajón que se pierde si no se renueva.
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