La Pincelada del Director
Madrid, 8 de junio de 2018Madrid, 8 de junio de 2018

Verde esperanza y verde laurel

La revelación de Chacón, la zurda de Moral, la defensa de Ginés, el toro Chaparrito y la gozosa explosión de Diego Ventura, que abre un nuevo cuadro de honor, últimos titulares de San Isidro
José Luis Benlloch
martes 12 de junio de 2018

La semana final de San Isidro fue un tobogán. Muy pasional. Esperemos que muy decisivo, muy a tener en cuenta. En unos casos para intentar repetir los subidones y en otros para evitar lo contrario. En el balance final hay nombres y sucedidos para todos los gustos y para todos los colores. Verde esperanza para Chacón, gran revelación, sólido y muy asentado en la plaza; para Moral, palabras mayores la zurda del sevillano; para un joven Ginés Marín, que defendió su sitio con solvencia; para el toro Chaparrito de Adolfo, cada semana un toro, al menos uno para tener referencias de la buena bravura; verde más que de esperanza, porque ya hace tiempo que es una gozosa realidad, verde hoja de laurel pues para el héroe Diego Ventura, que abre un nuevo cuadro de honor, el de los jinetes que cortaron un rabo en Las Ventas. Él ha sido el primero y por ahora el único con el mérito de no haber encontrado oposición en el auditorio, que se puso cardiaco de tanta emoción y el toreo de siempre fue emoción o no fue. El día, su día, fue de consagración como arte mayor para el rejoneo por si alguien no lo consideraba como tal.

Cada semana una cacicada para recordar que la designación de quienes tienen tanta influencia en el desarrollo y desenlace de las corridas merece una revisión

PARA EL SONROJO.- También hubo motivos para el sonrojo, como aquella vuelta al ruedo al toro de Saltillo que descolocó al toreo. Parece obligado también, cada semana una cacicada, una al menos, para recordar que la designación o, si prefieren, la elección de quienes tienen tanta influencia en el desarrollo y desenlace de algo de tanta relevancia vital, social y económica como las corridas de toros merece una revisión, que, como está, con ese grado de ineptitud, no se puede seguir. Este San Isidro ha sido una retahíla de despropósitos de pañuelos de más y pañuelos de menos, de colores confundidos y sorpresas agazapadas, que en un escenario como Madrid todavía se siente como más grave. Si eso pasa en la capital qué no será por otras latitudes… Sonrojante fue también la no retransmisión de la apoteosis de Diego Ventura por parte de Movistar y no tanto por retransmitir treinta y tantas tardes y no hacerlo el día del gran suceso, eso es tenerlas malas, si no porque a la misma hora y con el mismo escenario reponían una corrida pasada de Diego Ventura que llamaba al equívoco, a la confusión que seguramente pretendían y hasta dañaba los intereses empresariales. ¿Alguien pensaría que podría colar?… Quede ahí mi queja como cliente histórico del antiguo Plus.

EL REY.- Y en el remate de la feria, en la victorinada, interesante pero sin el gran toro que siempre se espera de esta divisa, hay que poner en valor sobre todo la presencia del Rey Felipe VI en una barrera acompañado de dos acreditados y reconocidos portadores de opinión como son la periodista Victoria Prego y el Secretario de Estado para la Información, Miguel Ángel Oliver, que quiero interpretar como un guiño a la Tauromaquia del nuevo gobierno que tan en ascuas nos tiene aún a los aficionados a pesar de las palabras conciliadoras del ministro de Cultura, que aun reconociéndose contrario a los toros ha asomado una bandera conciliadora a diferencia de su anterior beligerancia tuitera. Se agradece.

Caballerosa, emotiva y diferencial como siempre fue la acogida que se le dispensó al Rey Felipe. Ni broncas ni pitos ni pancartas ni lemas

Caballerosa, emotiva y diferencial como siempre fue la acogida que se le dispensó al monarca. Ni broncas ni pitos ni pancartas ni lemas. Se supone que habrá tomado nota. No sabe lo que nos reconforta a los aficionados verle y lo que esperamos ser correspondidos. Todos sabemos lo importante que es para el futuro del toreo que siga comprobando como jefe del Estado, directamente y sin intermediarios, dónde habita el respeto y la convivencia más allá de las ideologías y creencias personales. Y lo dicho para el Rey se lo diría a todos los compañeros del periodismo, muchos y de gran influencia social que ayer acudieron a la plaza. Habrán comprobado que no somos minoría, que se sabe convivir, discrepar y respetar más allá de todos los valores que conlleva la Tauromaquia. Que no necesitamos antidisturbios, si acaso algún guardia para evitar los atascos.

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