REPORTAJE

Los reyes de la arena

Si hace unas fechas hablábamos de los “Ases de Oro” de la novillería, en referencia a los triunfadores de los certámenes Espiga de Oro, Alfarero de Oro, Naranja de Oro y Zapato de Oro, en esta ocasión toca hablar de los “Reyes de la baraja taurina”, o lo que es lo mismo, ganaderos que año tras año acuden con sus utreros a dar fuste y valía a unas ferias consolidadas en el panorama de la temporada gracias a la regularidad de los hierros que en ellas se anuncian
Antonio Girol
lunes 29 de octubre de 2018

Las aficiones de Calasparra, Villaseca de la Sagra, Algemesí y Arnedo destacan por su educación ganadera adquirida por la consolidación de unos ciclos en los que, año tras año, se ve el juego de los diferentes encastes y por su fidelidad hacia aquellas vacadas que triunfan en sus ruedos. Uno de los casos más significativos es el de la ganadería de Baltasar Ibán, que por cuarto año consecutivo se ha erigido como la ganadería triunfadora en el Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra. Lo que para Cristina Moratiel, ganadera de este histórico hierro de la sierra madrileña es motivo de orgullo, tal y como explica: “Esto significa que los novillos durante todos estos años han dado buen juego y para nosotros es importantísimo. Todo premio es siempre un espaldarazo porque significa que no solo estás haciendo las cosas como a ti te gustan sino también como les gustan a los aficionados. La cara B es que cada año te sientes más responsable porque buscas que todo salga bien y te vas exigiendo más y más. Para nosotros Villaseca es una feria muy importante a la que nos encanta ir”.

José Escolar no suele lidiar novilladas. Prefiere ver a sus astados de cuatreños. Sin embargo, Arnedo es la excepción de esa regla. Durante años la comisión arnedana cortejó al ganadero madrileño hasta convencerle hace tres temporadas para que dejase una novillada para el Zapato de Oro. Al año siguiente volvió al Arnedo Arena y se llevó los premios en liza. Doce meses después ha repetido galardón: “Este doble premio es algo que nos hace mucha ilusión porque uno tiene la ganadería no solo para él sino también para que triunfen los toreros y la tarde que lidiamos en Arnedo todo fue triunfal. La novillada fue muy brava en su totalidad. Repetir después del éxito del año pasado tanto el premio a la mejor novillada como al mejor novillo es para sentirnos ilusionados”.

Cristina Moratiel: “Todo premio supone siempre un espaldarazo, ya que significa que no solo estás haciendo las cosas como a ti te gustan sino también como les gustan a los aficionados”

En 2017 el novillo Mocoso, de Flor de Jara, fue declarado como el más bravo de los lidiados en Algemesí. Un año más tarde, la vacada colmenareña no solo volvió a conquistar ese entorchado, sino que lo amplió con el de la mejor ganadería del certamen Naranja de Oro. “Es una gran satisfacción porque al final no deja de ser una recompensa al trabajo diario. No es fácil que se reúnan animales con buenas condiciones en el mismo festejo y la verdad es que tuvimos suerte en este caso tanto con Burgalés, que se llevó el premio individual, como con el conjunto de la novillada en la que recayó el otro premio en liza”, comenta Carlos Aragón Cancela, ganadero del hierro santacolomeño.

Tras su paso por Algemesí en 2012, los hermanos Miura aceptaron la petición de lidiar en Calasparra. Lo suyo puede decirse que ha sido llegar y besar el santo al erigirse en ganadores del trofeo a la mejor ganadería de la Espiga de Oro. El jurado que falló el premio adujo que la concesión se debía al conjunto de caracteres positivos tanto en presentación como en comportamiento de los novillos lidiados el 8 de septiembre. En palabras de Antonio Miura: “Supuso una satisfacción porque siempre que te dan un reconocimiento es de agradecer. También le digo que el principal reconocimiento que se lleva uno es el de que la gente salga contenta y satisfecha de la plaza. Cuando eso, además, lo reconocen públicamente es una satisfacción doble”.

Coinciden a su vez en reconocer que cuando se conoce la idiosincrasia de la feria a la que acuden como ganaderos es más sencillo acertar, al menos en la selección del ganado. “Es importantísimo estar ubicado y saber dónde vas a lidiar. Conocer la plaza y la afición te favorece mucho porque te permite buscar un tipo de animal que sea equilibrado a esa plaza y a su vez ayuda para que la novillada sea proporcionada y esté lo mejor presentada posible acorde a los gustos de esa afición”. Quien así habla es Carlos Aragón Cancela.

En similares términos se expresa Cristina Moratiel: “Cuando llevas yendo tanto tiempo, como es nuestro caso en Arnedo, en donde llevamos lidiando trece años, o más recientemente en Villaseca de la Sagra, sabes qué es lo que demanda esa afición y no te equivocas presentándote con un novillo muy grande o demasiado pequeño”.

Antonio Miura sabe lo que es la fidelidad de las plazas hacia su hierro: “Indudablemente ocurre como con las ferias. Todos sabemos que hay distintas plazas y ferias y con estas de novilladas pasa lo mismo, que son de mayor repercusión. Estos certámenes, a diferencia de las novilladas que se dan sueltas en otros sitios, están muy consolidados y, cuando vas, la responsabilidad es mayor porque eres consciente de que el punto de mira es mayor. Por lo que también lo es la repercusión tanto para el ganadero como para el novillero, que sabe que si triunfa y le corta las orejas su actuación tiene más peso”.

El hecho de que en estas ferias haya una competitividad mayor que en novilladas sueltas es un aliciente que se suma al del galardón en juego, tal y como expresa José Escolar: “Los premios siempre gustan e ir a estos sitios en los que las aficiones son muy exigentes, aún más. Que nos hayan premiado dos años seguidos en una feria con cinco novilladas de ganaderías importantes te hace sentirte feliz”.

José Escolar: “La novillada fue muy brava en su totalidad. Repetir después del éxito del año pasado tanto el premio a la mejor novillada como al mejor novillo es para sentirnos ilusionados”

Cristina Moratiel refrenda las palabras de Escolar: “Los premios siempre se agradecen muchísimo. Sobre todo porque si no hay toro, no hay toreros. Por eso, cuando solo se premia al torero parece como si él lo hubiese hecho todo solo. Y no es así. El hecho de que se premie a la novillada y al novillo, como ocurre en muchos de estos certámenes, es muy importante porque a veces incluso puede que no coincidan”, y añade: “Lo que me da más pena es cuando me da a mí el premio a la mejor novillada o al novillo más bravo y no coincide con el premio al novillero que lo lidió”.

Carlos Aragón Cancela añade: “Es bonito porque en estos sitios cuidan constatemente sus ferias con la gran suerte de que hay variedad de encastes y eso no deja de ser un plus más a la hora de ganar los premios que se disputan porque, en definitiva, estamos representados una serie de ganaderos que buscamos el toro bravo y esto es la recompensa, como ya dije antes, del trabajo de todo el año. Por eso, cuando se juntan los animales que te hacen triunfar no cabe duda de que compensa los esfuerzos de la familia”.

Antonio Miura va un paso más allá: “Más que importante para nosotros, para quienes de verdad son importantes estas ferias es para la Fiesta y para los chavales nuevos que necesitan un rodaje y un aprendizaje con el novillo y el público. Si no hubiera novilladas, entonces apaga y vámonos. Hay que dar las gracias a sitios como Calasparra y otras tantas ciudades que dan certámenes de este tipo, a las que hay que apoyar para que no se pierdan”.

VARIEDAD DE ENCASTES

Al hilo del tema de la variedad de encastes que surge en la conversación, los cuatro protagonistas dan su opinión, que resulta muy interesante al tratarse de criadores de toros que rompen el monopolio del encaste dominante hoy día.

“Si nos fijamos en Arnedo, que es a la que yo he ido, todos los carteles fueron de encastes diferentes, que lo que hacen es que al aficionado se le permita ver cómo embisten unos novillos con respecto a otros, cómo van al caballo, cuál es el comportamiento de esas sangres. Y a su vez, ver a los novilleros cómo resuelven esas maneras diferentes de embestir para ver cómo está el escalafón”, refiere José Escolar.

“Más que para ver los encastes, estos certámenes lo que marcan es el momento de las ganaderías. Es un termómetro bueno porque te mides con otras ganaderías que están lidiando en muchas ferias y donde coincides un año tras otro; y cuando un jurado y un montón de aficionados se decantan porque tu producto es el mejor, no cabe duda de que es una gran satisfacción”, añade Carlos Aragón Cancela.

Carlos Aragón Cancela: “Más que para ver los encastes, estos certámenes marcan el momento de las ganaderías. Es un termómetro bueno porque te mides con otras ganaderías lidian en muchas ferias”

De nuevo, es Antonio Miura quien aporta una nueva ficha en el tablero: “Al ganadero también le sirven, sobre todo, cuando está con un semental nuevo y le ve los machos. Aunque si haces tentaderos a campo abierto le puedes ver el aire, como pasa con las becerras en la tienta; pero cuando lidias algunos de novillos es un empujoncito para saber cómo está dando ese semental. Es un buen termómetro para ir viendo cómo funciona. Son pasos que se van dando”.

Se abre así un nuevo tema en la charla. En este caso enfocado en el futuro. Palabra que tiene mucho significado si hablamos de novilladas. Al hilo de lo expuesto por Miura, tercia así Aragón Cancela: “En la ganadería cualquier prueba que se hace, como pueden ser los tentaderos, no deja de ser un referente si coincide con los sementales y los lotes, que te puede indicar cómo puede ser el futuro cercano. Si es verdad que cuando se tiene la ganadería en la mano y tienes la suerte de que haya animales de ciertos sementales que se hayan lidiado, albergas la esperanza de que el camino que estás marcando en la selección es el adecuado. Aunque aquí no hay nada matemático, y hoy lidias en Algemesí y es un éxito, y al día siguiente lo haces en otro sitio y no te embiste. Esa dificultad de no saber qué va a pasar en cada festejo es un aliciente para criar el toro bravo porque, si se supiese de antemano el resultado, esto tendría poco chiste. Aunque a veces el comportamiento de los animales te deje algo contrariado y te inquiete. Es cierto que cuando embisten como más o menos tú creías que debían hacerlo también te dan la razón”.

Escolar corrobora las palabras de su colega ganadero: “Aunque más o menos los sementales sean los mismos, ver lidiar productos de novilladas sirve. Además, también muestran al aficionado y a los profesionales el momento en que se encuentra tu ganadería. Por eso, que los utreros salgan buenos es importante para que luego los cuatreños salgan como sus hermanos”.

En este punto, Antonio Miura tiene una teoría propia que en parte difiere con sus compañeros: “Hombre, cada ganadería tiene sus matices. En lo nuestro el utrero con el cuatreño cambia mucho. Sí que es verdad que el utrero de Miura que tiene guasa, de cuatreño tiene la misma o más si cabe. En cambio, en nuestro toro de cuarto a cinco no hay diferencias y el que sale malo con cinco es porque esa es su condición, no por la edad”.

Sartenero-Burgalés-Cazador

En tres de los cuatro certámenes el jurado hizo coincidir el premio a la mejor ganadería en conjunto con el del mejor novillo. Ocurrió en Villaseca de la Sagra con Sartenero, de Baltasar Ibán; en Algemesí con Burgalés, de Flor de Jara; y en Arnedo con Cazador, de José Escolar. Sobre estos tres novillos opinan sus criadores. Para Cristina Moratiel, Sartenero fue “un novillo muy completo en los tres tercios. Muy bravo y con muchísima clase y movilidad. Nada fácil porque lo bravo nunca es fácil. Me gustó que tuviese emoción. Fue de esos novillos que te llegan. Todas las familias de la casa están muy consolidadas y Sartenero es una que nos ha dado muchas satisfacciones”. Carlos Aragón habla así de Burgalés: “Fue un animal que muy entipado, como toda la novillada. Tras triunfar el pasado con Mocoso nos permitió buscar aquellos novillos que por tipología valiesen para Algemesí y, a su vez, intentar que hubiese un equilibrio con los sementales en los que tenemos confianza. La verdad es que hemos acertado y esperemos que para el próximo también lo hagamos”. Por su parte, José Escolar elogia así a su ejemplar: “Era el más serio de la novillada. Junto con otro cumplía los cuatro años en octubre. Cárdeno oscuro, muy bien hecho. Lo que se puede decir un torito. Bien puesto de pitones, con su seriedad. Muy en el tipo de la ganadería y de lo que puede gustar en esta feria”.

Valdellán, otro premiado

Calasparra fue la única de las ferias que otorgó premios separados a la novillada más completa, que recayó en la de Miura, y al novillo más bravo, que resultó Montañés de Valdellán. Para Fernando Álvarez, ganadero de la divisa leonesa, su novillo tuvo estas virtudes: “Fue un novillo encastado y con mucha movilidad que tuvo a la vez cualidades buenas para el torero, como la humillación y la durabilidad. Creo que fue un animal que gustó mucho al público por su transmisión. Estaba muy en santacoloma, tanto en el pelo como en la cara, con los pitones engatillados. En cuanto al juego, no paró de embestir con recorrido y se empleó mucho”. Pero además de Montañés, otro de sus astados también fue premiado, en este caso por la Asociación Taurina El Quite, en concreto el 29-Hechicero: “Fue el de más clase, para mi gusto, de toda la novillada. Quizás le perjudicó que se lidiara el primero y nos cogiera a todos un poco en fuera de juego. Fue un par de veces al caballo con bravura. Tuvo mucha clase y humilló muchísimo”, concluye.

Fotos: JULIÁN LÓPEZ, JUSTO RODRÍGUEZ, MATEO Y TOROMEDIA

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