Con más de tres cuartos de plaza se celebró la quinta corrida de la Feria de Valladolid. Se lidiaron dos toros de Sayalero y Bandrés, lidiados en segundo y sexto lugar, que resultaron manejables. Y cuatro de Molero Hermanos, desiguales de presentación y juego, en el que destacó el lidiado en tercer lugar, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Paco Camino (pitos y bronca), Niño de la Capea (ovación y palmas) y El Soro (vuelta al ruedo tras aviso y ovación).
A Paco Camino le tocaron en suerte dos toros deslucidos de Molero Hermanos. Como relató nuestro compañero José Antonio Sánchez Gil para Aplausos: “El primero, impresentable y blandísimo. El segundo, serio y con muchas dificultades y peligro. Menos mal que después de estar pesado con la espada en el primero estuvo hábil en el cuarto, porque el público de uñas con Camino, le abroncó injustamente sin tener en cuenta las dificultades del toro. Al final hubo almohadillas amargas para el camero. Parecía como si el público hubiera olvidado una de las trayectorias más importantes de los últimos veinte años como ha sido la de Paco Camino”.
Del resto de la corrida destacar la labor de Niño de la Capea, que estuvo seguro y reposado con su primero, mientras El Soro toreó formidablemente al tercero en tandas largas y templadas sobre ambas manos.
Tras esta tarde de despedida de los ruedos españoles, Paco Camino quería apurar aún los últimos contratos americanos, y al día siguiente de su despedida voló a Venezuela donde estaba anunciado en Barquisimeto. De Venezuela viajó a Colombia, donde, con general éxito, toreó cuatro corridas de toros en Medellín, Bogotá y Palmira. Luego dos corridas en Quito, Barranquilla y nuevamente Bogotá, en la que sería su penúltima tarde de luces.
Paco Camino vistió por última vez de luces en la ciudad francesa de Nimes el 26 de septiembre de 1987. Esa tarde, junto al veterano diestro Miguel Báez “Litri” concedieron la alternativa a sus respectivos hijos, Miguel Báez y Rafi Camino, en la lidia de toros de Jandilla. Paco Camino, que al igual que Litri estoquearon un solo toro, estuvo francamente bien, destacando un quite por chicuelinas con los pies atornillados en la arena jugando muy bien los brazos y poniendo la plaza al rojo vivo. Cortó una oreja, la última de su dilatada carrera, y salió en hombros con sus compañeros de terna.
