Pamplona. Feria del Toro
Padilla, entre los pitones del primer miura. (Foto: Berho)Padilla, entre los pitones del primer miura. (Foto: Berho)

Padilla, un héroe sin las peñas del sol

Redacción APLAUSOS
martes 13 de julio de 2010

Juan José Padilla ha protagonizado los momentos más emocionantes del festejo de esta tarde en Pamplona al salir a estoquear al toro que le cogió de forma dramática y al que acabó cortándole la única oreja de una miurada deslucida en líneas generales. Rafaelillo, firme y templado, y Valverde, voluntarioso, apenas tuvieron opciones para el lucimiento.

OTROS FESTEJOS

Lunes 5. Novilleros prometedores y espadas poco afiladas

Martes 6. Bohórquez, Hermoso y Galán, éxito rotundo

Miércoles 7. Un solo toro, una sola ovación

Jueves 8. Falló la de Cebada en tarde muy accidentada

Viernes 9. Oreja para Ferrera y Pinar con buena corrida de Fuente Ymbro

Sábado 10. Puerta grande para Joselillo con la de Dolores Aguirre

El primero campaneó a Padilla de forma espeluznante en unos segundos que se hicieron eternos. La voltereta llegó cuando el jerezano, en un alarde de profesionalidad y honradez, cogió la mano izquierda para probar la embestida del miureño, que ya había amenazado por ese lado en varias ocasiones. Pareció que había hecho presa, se llevaron al torero, roto, maltrecho, a la enfermería y, cuando Rafaelillo ya estaba cogiendo la espada y la muleta para acabar con el toro, apareció Padilla, sin chaquetilla y con la taleguilla destrozada, para volver a plantar cara al toro. Cerró faena por manoletinas -antes había toreado con vistosidad con el capote, cerrando el saludo con media muy torera, había banderilleado con facilidad y había aprovechado la nobleza del toro por el pitón derecho-, enterró la espada y arrancó un trofeo que, de haber asistido al coso las peñas del sol, podría haber sido doble. Esa fue la otra noticia de la corrida. Las peñas del sol no acudieron a su cita con la plaza por desavenencias producidas con el Ayuntamiento pamplonica, por lo que la plaza registró apenas algo más de media plaza y no registró el bullicio y colorido habituales. Padilla salió a matar al cuarto enfundado en unos vaqueros. El toro, de espectacular cornamenta, embistió sin emoción y con la cara ladeada, por lo que el jerezano no pudo redondear la tarde. Eso sí, la disposición y el ánimo del torero quedaron de manifiesto. Rafaelillo se puso ante sus dos toros con pureza, como si fueran buenos. Recibió a su primero con varias largas cambiadas, rematando con una torera larga a una mano. Arrancó la faena de muleta de hinojos y después toreó con temple y verdad a un miura manejable, que sacó nobleza pero que terminó parándose mucho al final. El quinto le puso en apuros, especialmente a la hora de entrar a matar y de rematarlo con el descabello. Sufrió una voltereta y se quedó sin aire ante un toro que anteriormente no le había puesto las cosas fáciles. Javier Valverde, por su parte, no pasó de discreto y voluntarioso con dos toros que le dieron pocas opciones de lucimiento. Su primero sacó nobleza pero poca emoción y el colorado sexto tuvo una embestida agria y de corto viaje con la que tampoco pudo acoplarse. Pamplona, 11 de julio de 2010. Toros de Miura, bien presentados y de juego desigual, aunque prevaleció en el encierro la falta de raza y casta. JUAN JOSÉ PADILLA: Oreja y ovación; RAFAELILLO: Saludos y silencio tras dos avisos; JAVIER VALVERDE: Silencio en ambos. Entrada: Media plaza.

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