El Coliseo Balear se erige en Palma como un espacio de libertad que ha resistido a la imposición de la doctrina de los sectarios. Su monumentalidad, su personalidad y su historia se han visto amenaza- das por una ley absurda que venía a obstaculizar el espectáculo taurino (al no poder prohibirlo). No hay mal que cien años dure. Ahora viene una nueva etapa para este espacio cultural propiedad de la familia Balañá que gestiona desde hace décadas la casa Matilla.
La anterior administración creó toda clase de trabas burocráticas. En 2019 con una corrida de cuatro matadores y en 2022 con dos corridas se reivindicó la afición a los toros en esta tierra que en un año de su historia, en los sesenta, llegó a dar más festejos en su temporada que Madrid.
La primera versión de la denominada ley de los toros “a la balear” prohibía la utilización de la puya, las banderillas o el estoque. Una prohibición encubierta al hacer inviable el espectáculo. El Tribunal Constitucional salió al quite ante semejante esperpento. No obstante, de aquellos “toros a la balear” han quedado algunos artículos en vigor como la prohibición de la asistencia a los menores de 18 años -siguen la hoja de ruta del nacionalismo catalán que acabó en la abolición-, la venta y consumo de alcohol en la plaza, los controles antidopaje para toros y toreros así como la obligación al empresario de advertir en la cartelería que el espectáculo puede herir la sensibilidad de los espectadores. Los coletazos sectarios de la izquierda prohibicionista, reyes de la cultura de la cancelación.
Los actuales mandatarios de las Islas Baleares se han compro- metido a derogar la ley aún vigente. David Devis, responsable de comunicación del Coliseo Balear y activista taurino, explica para APLAUSOS la situación de esta nueva era taurina: “Los políticos que ahora mismo están en el Gobierno de Baleares han estado en los toros aquí en Palma. Nos genera esperanza porque se han comprometido a modificar la ley. Ahora mismo no podemos asumir el riesgo de permitir el acceso a menores porque la multa es de medio millón de euros. Si hubiera dado tiempo estoy seguro de que hubieran venido muchos jóvenes pero eso tendrá que ser el año que viene”.
La corrida de este año, con Sebastián Castella, José María Manzanares y Roca Rey con toros de Juan Pedro Domecq, cuenta con la participación del artista internacional de origen mallorquín Domingo Zapata. Devis explica en qué va a consistir la primera Corrida Zapatista: “Zapata ya pintó los burladeros de la plaza en 2022. Este año personalizará la barrera, los capotes de los toreros, los petos de picar y hará una composición de arena que provocará una escenografía única. Ha querido hacer esta aportación a la tauromaquia de manera desinteresada”.
David Devis: “Los políticos que ahora mismo están en el gobierno balear se han comprometido a modificar la ley”
El propio Domingo Zapata define así la Corrida Zapatista: “Es una instalación artística. Para mí, el toreo es eso. Cuando veo torear, veo fotogramas, veo cuadros. ¿Qué es una instalación artística desde el punto de vista visual? Es efímera porque es en el momento en el que estás y se hace para ese momento en particular. Es prácticamente como pintar un cuadro que dura lo que dura la corrida. El toro y el torero al final son los últimos componentes, son los últimos toques de color. Y el movimiento y la expresión. Para un artista como yo, que soy expresionista figurativo, exactamente eso es un cuadro. Cojo una figura y a través de la abstracción del color creo el movimiento, el sentimiento y la sensación. Que es muy parecido a lo que hace un torero. Es parecido a una goyesca, cuando simulamos lo que podía haber sido un momento en una corrida en la época de Goya, utilizando su inspiración. Quiero que sea la primera corrida zapatista pero no la última. Y que evolucione con el tiempo. Me encantaría diseñar los vestidos en un futuro”.
La plaza de Palma está muy ligada a su afición a los toros: “La afición me viene porque mi padre era Guardia Civil en la plaza de toros de Palma, cuando había dos y tres corridas por semana. Los hijos de los empleados y sus parejas íbamos a un palco. Y allí pasábamos los días, con mi madre, las tortillas, las cocacolas, ya fuera la plaza de Palma, la de Muro o Inca. La corrida zapatista del 10 de agosto será un homenaje a mi padre, que falleció hace justo tres años”.
El Coliseo Balear, con noventa y cuatro años de historia, fue inaugurado por Nicanor Villalta, Antonio Márquez y Félix Rodríguez junto al rejoneador Antonio Cañero, y ha acogido grandes acontecimientos de la historia de la tauromaquia como el gesto en solitario de Antoñete con toros de Miura (julio de 1956), la presencia de El Viti como torero que en más ocasiones ha actuado en este ruedo o la de Juan Belmonte.
Domingo Zapata: “Quiero que sea la primera corrida zapatista pero no la última. Y que evolucione con el tiempo. Me encantaría diseñar los vestidos en un futuro”
La gestión de la plaza corre a cargo de la casa Matilla desde hace décadas. Antonio García Jiménez explica la vinculación familiar con el Coso Balear: “Es una maravilla de plaza y afición, llevamos ligados a esta plaza toda la vida y para nosotros supone un orgullo”. Pese a las dificultades administrativas, no han dejado de dar toros -salvo en las temporadas pandémicas-: “Son muchas las dificultades, cada año es una sorpresa nueva, pero las vamos solucionando y esperamos que mejore la situación a partir de ahora”.
El Coliseo Balear inaugura una nueva etapa para la Fiesta en las islas mediterráneas. En cuanto se tumbe la dichosa ley que gravaba hasta el extremo los festejos taurinos otras plazas de la comunidad como Muro, Alcudia o Inca recuperarán su actividad para nutrir la afición local y veraneante. Esta corrida Zapatista supone un primer paso hacia la libertad cultural pese a que la ley sectaria sigue vigente.
