Perpetuar un legado

El comienzo de mes nos trajo, de manera inesperada, la mala nueva del fallecimiento de Domingo Hernández. Un hombre hecho a sí mismo que gracias a la destreza de sus habilidades unida al sentido común y la coherencia logró colocar sus dos hierros en lo más alto del friso ganadero nacional. A partir de ahora la responsabilidad de mantener ese estatus recaerá sobre los hombros de su más directo heredero, su hijo Justo, que enaltecerá con su trabajo el cuarto mandamiento tal como se desprende de sus palabras en la entrevista que ha concedido a esta revista cuando el dolor está aún a flor de piel en sus entrañas.

– “Las dos pasiones de mi padre fueron los galgos y los toros. Como galguero está considerado el mejor de la historia y como ganadero, sus números son incontestables”

– “Cuando tu corrida la matan las figuras parece como si ya quisiera decir que tu toro es facilón. Y nada más lejos de la realidad. Si la matan es por la estadística de animales que embisten y los triunfos que se consiguen con ellos”

– “Yo me dedico a solucionar problemas todos los días, no hago otra cosa. Y siempre intento aplicar la solución idónea a cada problema. Evidentemente cuando tienes un problema es porque antes has cometido un error”

– “Pasmoso, Rifado y Orgullito están padreando. El futuro dirá lo bueno o mal ganadero que fue el público pidiendo el indulto, pero la experiencia me dice que tienen mejor ojo que los propios ganaderos”

– “Has de estar muy vivo y renovador en cuanto a la genética. Cuando mejor te va es cuando más rápido tienes que andar para asegurarte el futuro”

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