Cerramos el 2013 con unos números abrumadores e históricos. Más de 6.400 festejos taurinos en la Comunidad Valenciana. Para ello…
Cerramos el 2013 con unos números abrumadores e históricos. Más de 6.400 festejos taurinos en la Comunidad Valenciana. Para ello, se ha contado con el respaldo de la crisis, aunque suene a locura.
La decadencia de muchas ganaderías, en cuanto a lo económico, influenciadas por la disminución de corridas y lo mal que se pagan muchas de ellas, incitan al ganadero a coger la salida de la calle antes que la del matadero, y así conseguir algún beneficio. Los ganaderos autóctonos valencianos han bajado sus precios de manera considerable frente a una feroz batalla de competencia que en muchos casos roza la deshonra. Lo mismo ocurre con otros gastos que se han amoldado al mercado, como pueden ser los transportes de los toros o el precio que se paga por la estancia de los mismos en algunos corrales-cebaderos. Hasta las “carcasas” pirotécnicas son más asequibles. En resumen, hacer un día de toros en tu pueblo sale más barato que hace cinco años.
Pero cuidado, esto es pasajero. La losa de la crisis pesa, y cuando mucha competencia de todos estos sectores acabe claudicando al cierre, los precios subirán. De hecho, me llegan informaciones que los cebaderos que conseguían toros a buen precio para revenderlos, se están encontrando ya con un mínimo en tierras andaluzas de 3.000 euros por animal. Se estrechará el cerco, la competencia disminuirá y los precios subirán. Es ley de mercado.
Las peñas tienen que ser conscientes de ello, y no debemos cometer errores pasados. Como cuando se presumía de comprar el toro más caro y lo único que hicimos fue tirar piedras sobre nuestro propio tejado, aumentando de manera considerable los precios de los animales. En algunas fincas no podías entrar con menos de 5.000 euros en el bolsillo para un toro. Nos esperaban frotándose las manos, “ya están aquí los valencianos”. Ahora muchas de estas rezan para que nos dejemos caer por allí con 2.000 euros y hacerles un gran favor. Ni una cosa ni otra. Lo justo y todos a funcionar.
En mi opinión los últimos que deben sufrir son los ganaderos de la tierra, que afrontan unos gastos terribles para mantener sus animales, sobreviven por afición, y muchas peñas se aprovechan de la situación para apretarles y sacar tajada. La crisis pasará (espero que pronto) y todo volverá a una cierta normalidad. De todos depende aprender de los errores y estar preparados. Se disminuirá en cantidad, pero haciendo bien las cosas no se disminuirá en calidad.
