XX LECCIONES MAGISTRALES

Ruiz Miguel, protagonista en el Aula Taurina para recordar el rabo de 1971 en Sevilla

Carlos Crivell
jueves 16 de diciembre de 2021

La segunda de las sesiones de las XX Lecciones Magistrales de Aula Taurina, celebrada de nuevo en el Salón de Carteles de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, estuvo dedicada al matador de toros Francisco Ruiz Miguel, con objeto de repasar su trayectoria en los ruedos y conmemorar que se han cumplido 50 años desde que cortara el último rabo de un torero a pie en Sevilla, en el año 1971.

El 25 de abril del citado año, Ruiz Miguel, que estaba en su segunda temporada como matador de toros, se enfrentó al toro Gallero, nº 100, de Miura, al que le hizo una faena emocionante con arte y valor, para después matarlo de una estocada en la suerte de recibir, lo que le valió pasear las dos orejas y el rabo.

El acto, presidido por el presidente de Aula Taurina, Miguel Serrano, estuvo conducido por el periodista Emilio Trigo. Ruiz Miguel repasó sus comienzos, el día que se tiró de espontáneo en un novillo de Paquirri en un festival en Cádiz, motivo por el que en cuatro festejos posteriores utilizó el nombre de Paquito Ruiz ’El Espontáneo’. Ahondó en su relación con el gran torero de La Isla Rafael Ortega, que le enseñó a realizar la suerte suprema y le recomendó que no le mirara el hierro a los toros de Miura.

La tarde de su triunfo sevillano, en la que sustituyó a Limeño, le cambió la vida. A raíz de aquello llegaron los triunfos y su encuentro con quien sería el segundo apoderado de su vida: Pepe Luis Segura. Antes, lo había apoderado Paco Ortega. Así se forjó la vida de un luchador que llegó a lidiar 100 corridas de Victorino Martín y 86 de Miura, además de los hierros más encastados y duros del campo bravo.

En el acto intervinieron los hermanos Eduardo y Antonio Miura, que elogiaron la capacidad lidiadora del torero de San Fernando, así como su mítico apoderado Pepe Luis Seguro, el hombre que se peleó con las empresas para poner a Ruiz en el lugar que le correspondía.

Se proyectó un documental muy ilustrado sobre la vida del torero y el acto finalizó con el aplauso unánime de los aficionados que llenaron el salón maestrante.

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