Después de tanto tiempo de cerocerismo informativo, si me permiten el argot futbolero, en la última semana se volvió directamente loco el marcador. El panorama comenzó a rebosar temas y cuestiones de debate y sucesos para la ilusión. Un respiro en el páramo. En cualquier esquina del planeta toro había tajo informativo. Cortés en su particular jueves de resurrección sevillano, Manzanares en Granada, en la misma Granada que cantara Lara e hiciese propia ese Fandi que no falla y se asume a sí mismo con talento y oportunidad. ¡Ay, si yo tuviese muleta…!, le ha dicho al joven Berlanga en el décimo aniversario de su alternativa. ¡Hasta en Madrid, Dios, hasta en Madrid! O sobre todo en Madrid ha habido magro informativo. Se acabaron las miserias. Se planta Morante delante del toro, capote en ristre y sobrado de garbo, y tiembla el mundo. Y más que va a temblar porque ese hombre, una barbaridad de torero, anda crecido y el público ha entendido que cada vez que eso ocurra hay riesgo de milagro y todos tenemos asumido que en esto del toro vivimos de milagros así, que si no de qué.
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