ENTREVISTA

Serafín Marín, tras tres años sin vestirse de luces: “Quiero recuperar el camino perdido”

Curro Pavón
viernes 20 de agosto de 2021
El torero catalán volvió a trenzar el paseíllo el pasado 15 de agosto en San Lorenzo de la Parrilla para estoquear una corrida de Miura después de haber superado una grave lesión en el hombro que sufrió a comienzos del mes de mayo del pasado año

-A principio de mayo de 2020 se fracturó el hombro derecho mientras toreaba un utrero en la ganadería de Iván López que le ha mantenido apartado de los ruedos hasta el pasado 15 de agosto.

-La lesión fue muy fuerte porque tenía el hombro completamente destrozado. Estuve cinco horas en quirófano y reconstruyeron gran parte de la articulación. Me tuvieron que poner ocho anclajes y unirme un hueso con otro con un hilo.

-La recuperación ha sido larga y costosa.

-Ha sido un calvario por la lentitud. Dos meses inmovilizado y otros cuatro sin poder coger una muleta es demasiado tiempo en el dique seco. Afortunadamente, estoy casi al 100 %.

-Mentalmente, ¿cómo ha sobrellevado lo ocurrido?

-La pandemia ha ayudado. Ha habido momentos en los que el médico me decía que iba a poder volver a torear, pero como todo iba tan lento, me desesperaba. En la rehabilitación ha estado la clave del éxito, si él me decía que tenía que trabajar dos horas, yo trabajaba cuatro. Así he conseguido acortar los plazos.

-Tras un año y medio de recuperación volvió a torear el pasado 15 de agosto en San Lorenzo de la Parrilla con una corrida de Miura.

-Justamente hacía tres años que no me vestía de torero y con qué ganadería mejor que con Miura. Donde esté anunciada esta ganadería siempre se genera un acontecimiento y también aumenta la repercusión.

– ¿Cuáles fueron las sensaciones?

-Me encontré muy bien con la corrida de toros, me pude expresar en muchísimos momentos, parece un tópico, pero estuve a gusto, la traté como si fuera extraordinaria y estuviera toreando casi todos los días. Estaba muy mentalizado y preparado de que algo tenía que ocurrir.

-Comentaba antes que han sido tres años sin torear. ¿En qué y quién se refugia un torero en esos momentos?

-Ves que tus compañeros están toreando y tú estás en tu casa sentado preguntándote el porqué de la situación. Se pasa mal, es difícil creer en uno mismo y sacar las fuerzas necesarias para continuar. Cuando se hace, es porque uno cree en sus posibilidades y sabe que cuando llegue el momento no se puede escapar.

-Se le vio con más poso, más asentado, más profundo.

-Sí, no salí a la plaza con la intención de triunfar ni de cortar las orejas a la desesperada, con esa presión que solemos tener los toreros. Llegué con la responsabilidad de matar una corrida de Miura, pero sobre todo iba mentalizado a disfrutar de mi profesión. Eso es lo que he hecho durante estos tres años, buscar el disfrute. Cuando un torero se relaja y disfruta, es cuando llega el poso y la madurez.

-El llamado banquillo puede llegar a curtir mucho.

Se me quedó grabada de por vida una frase que me dijo el maestro Fundi el día de su despedida de Francia con una corrida de Moreno Silva: “Torero, estando así algún día saldrás de este circuito, el que resiste, gana”. Él, en la última etapa estuvo en figura saboreando las mieles de la profesión. La constancia y el trabajo tienen su recompensa.

-¿En qué ha ganado su toreo?

-Yo creo que en todo. He buscado mi concepto, el poso, la clase, que el muletazo sea bonito según mis sentimientos y como yo lo entiendo. Siempre por la vía de la profundidad y el asentamiento. También, cuando empiezas a ver virtudes en lo que antes eran defectos, creces muchísimo.  

– ¿A qué aspira Serafín Marín en estos momentos?

-Estaba buscando el camino perdido, el que me habían quitado por circunstancias de la vida y espero recuperarlo. La tarde de Miura fue una especie de retorno. Me llevo como satisfacción el reconocimiento de la profesión después de tres años sin sonar el teléfono. Con ocho toros, diez vacas y mucho toreo de salón he tenido que llegar al nivel que alcancé en San Lorenzo de la Parrilla.

-Las cosas no están fáciles para nadie.

-Estamos en la época más difícil de la tauromaquia, en el filo de la navaja. Voy a seguir muy despacio con esta nueva oportunidad, caminando hasta llegar a Las Ventas para volver a ver la luz. Lo tengo muy claro.

-De Madrid al cielo, como se suele decir.

Y del cielo a todas las ferias.

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