Si miras atrás todavía resuena Sevilla, y para bastante bien, porque si no se han cumplido los sueños sí que se han dado importantes pasos adelante en su problemática de recuperación. Y es bueno para todos. Tras el desierto de los primeros días el resumen abre una sonrisa de esperanza. Lleno las cuatro tardes de Manzanares, eso es fidelidad y tener cartel en una plaza, y casi llenos con la Maestranza cuajada en las tardes de Victorino, de Miura, de Diego Ventura y del sábado de Farolillos. Ocho muy buenas entradas pese a la deserción de tantos abonados, con un público nuevo que parece renovarse cada día, que respeta la liturgia maestrante en el coso pero que lógicamente todavía no tiene el poso del aficionado habitual. Pero van. Cosa que no hicieron el último año. Rayos de esperanza y que retorne la paz sobre el tablero maestrante.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1962
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