Por fin el nacionalismo separatista catalán ha conseguido lo que quería. Convertir el Parlamento de Cataluña en cámara de los horrores y campo nazi de exterminio para la Fiesta de los Toros. Hace tiempo que se venía preparando la escena final del odio africano a todo lo español por parte de los independentistas catalanes. Para ello han presentado el toro de lidia como una especie de “Bambi” inofensivo, al que unos salvajes disfrazados con ceñidos atalajes bordados en oro, torturan y asesinan a cuchilladas, entre el alborozo general de una especie de circo romano repleto de incultos y enardecidos hispanos sedientos de sangre.
¿Qué importan los miles de niños asesinados en el vientre de sus madres? Eso es amor al ser humano ¿Qué importan los cientos de toros burlados, escarnecidos y maltratados por las calles de los pueblos del Delta del Ebre, en sus tradicionales fiestas del correbou? Eso es respeto a las tradiciones seculares catalanas ¿Qué importa que políticos como Maciá Alavedra, Lluís Prenafeta, Millet y tantos otros, hayan expresado su sensibilidad catalanista robando a manos llenas? ¿Qué más da que mientras los políticos zampones se enriquecen fraudulentamente, muchos hijos de madre tan buena como la de ellos pasen hambre y miseria, a causa del paro y de la crisis económica galopante? Lo importante, lo que apremia, es acabar con la Fiesta de los Toros, aunque sea atentando contra las libertades colectivas y vulnerando la Constitución.
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