El ganadero Juan Pablo Jiménez Pasquau, de 78 años de edad, sufrió un espectacular percance el pasado lunes cuando fue cogido por un toro de su ganadería en la finca Riego que posee en Arquillos (Jaén). Afortunadamente, el animal no le metió el pitón pero sí le dio un fuerte golpe en el rostro y le provocó numerosas contusiones. “Habían pegado al toro y me acerqué con un vaquero a ver cómo estaba. Le creíamos muerto y, además, yo estaba tranquilo porque estaban las biondas de por medio”, relata a APLAUSOS el propio criador de bravo; “pero de repente -continúa- el toro se levantó y acertó a colarse por un hueco de debajo de una bionda, que existe por una piscina vaciada, y se lanzó a por nosotros. Nos lo encontramos a cuatro metros, el vaquero llegó a meterse en el coche pero yo tuve que tirarme al suelo y el toro me zarandeó con la buena suerte de que no me metió el pitón. Eso sí, me dio un pitonazo en la mandíbula y me pisó en un costado”.
El que fuera presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, recuperado del tremendo susto, tiene la suerte de poder contarlo: “Estoy con dolores, pero nada más. La cogida fue espectacular, pero por suerte solo se quedó en eso, en espectacular, porque podía haber sido un verdadero drama”, admite.
El animal que le cogió, de nombre Décimo y herrado con el número 16, iba a cumplir de toro en 2021, pero ha aparecido muerto este miércoles: “Le teníamos ya preparado para el año que viene. Lo habíamos apartado con dos cabestros para que no siguiera dándose con sus hermanos y cuando hemos ido a verle esta mañana para echarle de comer nos lo hemos encontrado sin vida. Supongo que tendría alguna cornada interna o algo similar del día de la pelea”.
A pesar de rozar ya los 80 años Pasquau permanece activo en el campo, “al pie del cañón”, bromea: “Estamos haciendo saneamientos y el próximo día 7 hacemos un herradero. El campo es mi vida”. La misma que ha salvado ahora de auténtico milagro.