EN DEFENSA DE LOS NIÑOS EN LOS TOROS (II)

Una sarta de mentiras

Rafael Comino Delgado
martes 17 de noviembre de 2020

No vamos a citar todos los artículos o escritos en los que se dice que la fiesta de los toros tiene efectos negativos sobre los niños, pues sería una pérdida de tiempo, pero sí haremos referencia a algunos de ellos.

La Dra. Nuria Querol Viñal recogió las recomendaciones de los que llama “expertos” -la inmensa mayoría nunca vieron una corrida de toros- para defender la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Ninguno de esos “expertos” conoce, y mucho menos entiende, lo que es y significa la tauromaquia. Sus opiniones no pasan de ser, en el mejor de los casos, opiniones sesgadas, es decir, que de rigor científico cero absoluto.

El Dr. Víctor José F. Rodrigues, psicólogo portugués, en 2014, hablaba de la violencia en las corridas de toros. Empezaba afirmando que las corridas son “violencia” y se preguntaba ¿por qué es erróneo enseñar lo que las corridas enseñan? Su contestación: “Porque equivale a enseñar que la violencia es buena y que torturar animales para nuestro deleite también es bueno”. ¡Dr. Rodrigues, las corridas de toros no son violencia, no son tortura y al hacer tal afirmación demuestra una ignorancia supina en esta materia! ¡Por tanto, no valía la pena continuar leyendo su artículo, pero lo terminé para ver hasta dónde llega su ignorancia y capacidad de mentir, y llega muy lejos!

El Dr. Rodrigues también dice: “En el año 2000, emitieron un documento conjunto las siguientes organizaciones: American Academy of Pediatrics, American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, American Psychological Association, American Medical Association, American Academy of Family Physicians y American Psychiatric Association. En este documento, de un peso enorme, los firmantes destacaban lo siguiente -basándose en más de 30 años de investigación y más de 1.000 estudios-: a) Los estudios en su conjunto muestran de modo aplastante que existe una relación causal entre la violencia en los medios (televisión, radio, películas, música y juegos interactivos) y el comportamiento agresivo en algunos niños; b) Por lo general, ver violencia como entretenimiento puede conllevar un aumento de actitudes, valores y comportamientos agresivos, especialmente en los niños; c) La visualización de violencia puede llevar a una desensibilización emocional en relación a la violencia en la vida real; d) Observar violencia puede llevar a la violencia en la vida real.

La violencia está en la cabeza trastornada de los animalistas; no se han dado cuenta de que las películas de Walt Disney son solo eso, películas, y que la realidad es otra. Esa otra realidad es vida, es muerte, es sufrimiento, felicidad, lucha, heroicidad, valentía y arte

Todo ello es verdad, pero ignora intencionadamente que la mayoría de las películas que ven los menores de 18 años y muchos videojuegos contienen violencia, mucha violencia, mientras que en las corridas de toros no hay violencia, tal y como se entiende en el informe. La violencia está en la cabeza trastornada de los animalistas; no se han dado cuenta de que las películas de Walt Disney son solo eso, películas, y que la realidad es otra. Esa otra realidad es vida, es muerte, es sufrimiento, felicidad, lucha, heroicidad, valentía y arte.

La violencia, Dr. Rodrigues, está en su mente, pues lo que es un arte, un acto heroico de un hombre y una actitud de lucha indómita del toro, por su valentía natural, lo ve como violencia. Por tanto, miente, dice una media verdad que induce a pensar lo que desea que pensemos.

El psicólogo francés Joel Lequesne y su colega el psiquiatra Jean Paul Richier publicaron un amplio artículo en 2011, difundido por la asociación antitaurina Galicia mellor sen touradas, basado en opiniones y no en estudios científicos. Acaban el artículo con el siguiente mensaje: “Los niños y preadolescentes con los que me he encontrado en mi trabajo me han comunicado, a menudo, que desean ser, de mayores, veterinarios para ponerse de parte de la víctima y no del verdugo”. Ahora resulta que la mayor parte de la humanidad va a ser veterinario en el futuro. Hay que ser osado para escribir tal estupidez. Primero induce a los niños a contestar lo que él desea y luego les pregunta.

Es exactamente lo mismo que hizo la plataforma “La Tortura no es Cultura” en la encuesta que publicó en 2016, según la cual el 84 % de las personas entre 16 y 24 años se avergüenza de vivir en un país con toros. Obviamente la encuesta tiene todos los sesgos imaginables y más. Imagínense que en el estadio del Barcelona, un día se juega un partido entre el Barcelona y el Real Madrid, y dentro del estadio se hace una encuesta, pero solo donde están los socios del Barcelona, preguntado a los asistentes si son del Madrid o del Barcelona. Pues una cosa parecida es la mencionada encuesta de la plataforma antitaurina.

El partido político Podemos proclama que la ONU ha recomendado a España que los niños no vean corridas de toros, algo que es falso como expuso Fernando Gomá en julio de 2018, miembro del comité jurídico de la Fundación Toro de Lidia. La realidad es que hay un informe de diecisiete países, entre ellos Togo, Zambia, Egipto, Samoa, Japón, Sudáfrica, Bulgaria, Noruega o Etiopía, que no tienen ni idea de tauromaquia, y se pronunciaron en ese sentido sin el más mínimo fundamento científico, pero no la ONU. Lo de siempre, opinan sin saber: “No hay mayor ignorancia que rechazar algo que se desconoce”.

El psicoanalista español Cecilio Paniagua publicó, en 2008, un artículo titulado “Psicología de la afición taurina”, basado exclusivamente en opiniones, nada de científico, sobre la influencia de las corridas de toros en los menores. Hace una aceptable revisión histórica de la tauromaquia e intenta ser objetivo, pero lo consigue en escasas ocasiones, pues no puede disimular su aversión a la misma, entre otras razones porque no la ha comprendido como fácilmente se deduce de la lectura del artículo. Concluye que “la fiesta de los toros representa una compleja transición psicológica, resultado de compromisos entre los gustos sádicos de la afición y su cambiante sensibilidad a la crueldad y a la muerte”. ¿Ustedes han entendido lo que quiere decir? Pues igual me pasa a mí. Le pregunté a un profesor titular de Psicología qué quiere decir esta frase y me contestó literalmente: “Deduzco que quiere transmitir el mensaje de que la tauromaquia es mala y a falta de argumentos sólidos lo dice de tal forma que nadie lo entienda, pero les quede en el subconsciente la parte negativa, pues dese cuenta de que utiliza palabras con carga negativa como sádicos, crueldad, muerte, en tan corta frase”. El psicoanálisis como tal es algo a lo que ya no se le considera ciencia. El más importante filósofo de la ciencia del siglo XX, Karl R. Popper, austriaco nacionalizado británico, lo consideraba una falsa ciencia, y el psiquiatra canadiense Joel Paris afirma que el “psicoanálisis en el mundo del siglo XXI solo puede sobrevivir si está dispuesto a desmantelar su estructura como disciplina separada para regresar a la ciencia clínica”.

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