Categorías: Opinión

Unidad y resistencia

Resistimos en Sagunto y Numancia. Nos enfrentamos con palos y hoces al ejercito más fuerte de Europa, cuando tuvo la mala ocurrencia de invadirnos…

Resistimos en Sagunto y Numancia. Nos enfrentamos con palos y hoces al ejército más fuerte de Europa, cuando tuvo la mala ocurrencia de invadirnos. Un simple timbaler de El Bruch, con su nervioso y corajudo redoble, levantó en tierras catalanas el ardor patriótico que puso en fuga a los mamelucos. Los mejores soldados del mundo sucumbieron ante un pueblo orgulloso y con capacidad de sacrifico. ¡Cómo había de ser de otro modo si una humilde prostituta de Barcelona –en la historia, Agustina de Aragón- fue el mejor soldado del general Palafox en el asedio de Zaragoza!

El toreo forma parte del alma de ese pueblo de heroicos resistentes y ni Bildu ahora ni CiU, Esquerra Republicana y sus cipayos socialistas antes, se saldrán con la suya si permanecemos unidos. Ni toreros, ni afición, ni empresas ni los medios de comunicación audiovisuales deben perder de vista que la Fiesta Brava está sufriendo un persistente asedio por parte de los modernos “anti-España”. Por eso no debemos distraernos en luchas intestinas, que sólo conducen a fortalecer al enemigo. Darle palos al agua del estanque del toreo es jugar a favor de quienes quieren acabar con él. Sólo manteniéndonos unidos, los enemigos de todo lo español fracasarán una vez más ante la entraña de un pueblo que quiere ser libre, y no está dispuesto a consentir sin lucha fascistoides prohibiciones y groseros embates.

De aquí la importancia de poner fin cuanto antes, con una negociación positiva, a la escaramuza entre G-10, empresas y televisión. Cuando el enemigo se percata de la debilidad del adversario, se cuela en la fortaleza hasta por las chimeneas. No les ayudemos a vencernos…