Varea, promesa insigne

O yo no sé nada de esto, ni soy capaz de paladear lo extraordinario cuando lo veo, o la Comunidad Valenciana tiene en Varea otro torero de postín. Primoroso con el percal y muletero de calidad excepcional, Varea ha descerrajado la puerta grande en el último espectáculo de las Fallas de 2015. Hacía mucho tiempo que no había visto un novillero que apuntara tan altas condiciones para ser figura del toreo. Con el capote ha parado el reloj en sus dos novillos y con la muleta, de trazo limpio, largo y empacado pero de una gran naturalidad, ha impresionado a la concurrencia en su primero, público que le ha ovacionado a rabiar en su segundo cuando ha desarrollado sobre el pentagrama lo que ya había apuntado anteriormente. No creo que hubiera un solo espectador que no haya sacado el pañuelo o agitado la blanca almohadilla para exigir el premio a tan excelsas calidades. El “usía” ha echado sobre la barandilla del palco los dos pañuelos a la vez. Lo que demuestra que los presidentes también tienen su corazoncito y saben disfrutar lo que ocurre en la arena.

El Fino de Córdoba me dijo el año pasado que cuando viera anunciado a un tal Varea, natural de un pueblo de Castellón (Almazora creo), no me lo perdiera porque era de los que interpretan el toreo como a mí me gusta. ¡Qué buen ojo tienes Juan! Pero te equivocabas; no me ha gustado, su seriedad, su manera de estar en el ruedo, su temple, su reposo y suavidad tanto con la derecha como con la izquierda, y sus monumentales y personalísimos pases de pecho me han cautivado. El trabajo de adivino está muy desacreditado (yo mismo he metido el remo hasta la ingle en alguna ocasión), pero en Varea, salvo infortunio –lagarto, lagarto- o imponderables en contra me atrevo a predecir que hay una importante figura del toreo. O yo no sé nada de esto, ni soy capaz de paladear lo extraordinario cuando lo veo, o la Comunidad Valenciana tiene en Varea otro torero de postín.

Expósito se ha esforzado en sus dos adversarios y ha sido muy aplaudido y el de Olivenza, Ginés Marín, ha cortado un oreja de su segundo con un toreo armónico y entregado. Pero es que…¡Bueno, ¿qué quieren que les diga?!, lo de Varea es otra cosa. En la clase de Literatura de mí ya lejano Bachillerato, me enseñaron a distinguir entre lo bonito, lo gracioso y lo bello…

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