Varea y Quejoso se ven las caras

El novillero se reencuentra en la finca Las Fuentes con el novillo de Los Maños que indultó en Zaragoza
Íñigo Crespo
lunes 08 de diciembre de 2014

“Ha sido una mezcla de alegría y de nostalgia. Se­gu­ra­men­te a lo largo de mi carrera viviré cosas mejores pero como esa ninguna”, afirma el castellonense en APLAUSOS.

FOTOS DEL ENCUENTRO EN EL CAMPO

Fotos: JULIÁN LÓPEZ

En la ganadería aragonesa de Los Maños, el novillero cas­tellonense Varea volvió a verse las caras con un utrero que estará siempre íntimamente ligado a su carrera y a su nombre: “Quejoso”, ejem­plar que indultó en la Feria de El Pilar de Zaragoza el pasado 7 de octubre. Un re­en­cuentro cargado de emotividad, de sensaciones pasadas que se volvieron a hacer presentes.

Tenía ilusión Varea por encontrarse de nuevo con “Quejoso”. Las sensaciones vividas cobran fuerza por encima del paso del tiempo. “Se me han venido a la cabeza todas las emociones que viví en la plaza el 7 de octubre”, re­conoce Varea. “Ha sido una mezcla de alegría y de nostalgia. Se­gu­ra­men­te a lo largo de mi carrera viviré cosas mejores pero como esa ninguna. Cada faena y cada tarde tiene un punto de exclusividad que las diferencia. Y todo lo que me hizo sentir Quejoso jamás lo olvidaré”, se explaya el de Almazora en una entrevista concedida a APLAUSOS.

La cita tiene como marco la finca Las Fuentes, de Figueruela, donde “Quejoso” está dispuesto para cubrir un lote de vacas a partir de febrero. Sobre lo que más recuerda de lo vivido en el ruedo aquel día, expresa: “El recuerdo es bonito, siempre guardaré con cariño algo así. Quizás desde un punto de vista más global valoro la faena y el indulto como un punto de partida de lo que está por venir. Hasta ese día me conocía poca gente, a partir de ese momento Va­rea dio un toque de atención de cara a todo el mundo taurino que me llena de alegría pero también de responsabilidad de cara a la próxima temporada”.

Acerca de “Quejoso”, comenta: “Lo más importante que tuvo fue la constancia en la embestida, terminó como empezó. Tuvo mucha no­ble­za, movilidad y calidad”.

Por otro lado, en cuanto a lo que dio de sí el 2014, resume: “En enero casi no sabía si iba a debutar con picadores en Castellón y mucho menos po­día imaginar que iba a torear tanto des­­pués. No ha sido una temporada ex­tensa pero sí muy intensa”; y, cuestionado sobre si está asustado de cara a lo que le espera en 2015, responde: “La palabra no creo que sea asustar, yo diría responsabilidad y una obligación interna de tener que dar la talla todos los días para no defraudar a nadie. Es como un reto. Puede llegar a generar cierta inquietud pero al fin y al cabo es con lo que se sueña cuando quieres ser torero. Cada día va a ser un examen a partir de ahora”, concluye.

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