“Ha sido una mezcla de alegría y de nostalgia. Seguramente a lo largo de mi carrera viviré cosas mejores pero como esa ninguna”, afirma el castellonense en APLAUSOS.
FOTOS DEL ENCUENTRO EN EL CAMPO
Fotos: JULIÁN LÓPEZ
En la ganadería aragonesa de Los Maños, el novillero castellonense Varea volvió a verse las caras con un utrero que estará siempre íntimamente ligado a su carrera y a su nombre: “Quejoso”, ejemplar que indultó en la Feria de El Pilar de Zaragoza el pasado 7 de octubre. Un reencuentro cargado de emotividad, de sensaciones pasadas que se volvieron a hacer presentes.
Tenía ilusión Varea por encontrarse de nuevo con “Quejoso”. Las sensaciones vividas cobran fuerza por encima del paso del tiempo. “Se me han venido a la cabeza todas las emociones que viví en la plaza el 7 de octubre”, reconoce Varea. “Ha sido una mezcla de alegría y de nostalgia. Seguramente a lo largo de mi carrera viviré cosas mejores pero como esa ninguna. Cada faena y cada tarde tiene un punto de exclusividad que las diferencia. Y todo lo que me hizo sentir Quejoso jamás lo olvidaré”, se explaya el de Almazora en una entrevista concedida a APLAUSOS.
La cita tiene como marco la finca Las Fuentes, de Figueruela, donde “Quejoso” está dispuesto para cubrir un lote de vacas a partir de febrero. Sobre lo que más recuerda de lo vivido en el ruedo aquel día, expresa: “El recuerdo es bonito, siempre guardaré con cariño algo así. Quizás desde un punto de vista más global valoro la faena y el indulto como un punto de partida de lo que está por venir. Hasta ese día me conocía poca gente, a partir de ese momento Varea dio un toque de atención de cara a todo el mundo taurino que me llena de alegría pero también de responsabilidad de cara a la próxima temporada”.
Acerca de “Quejoso”, comenta: “Lo más importante que tuvo fue la constancia en la embestida, terminó como empezó. Tuvo mucha nobleza, movilidad y calidad”.
Por otro lado, en cuanto a lo que dio de sí el 2014, resume: “En enero casi no sabía si iba a debutar con picadores en Castellón y mucho menos podía imaginar que iba a torear tanto después. No ha sido una temporada extensa pero sí muy intensa”; y, cuestionado sobre si está asustado de cara a lo que le espera en 2015, responde: “La palabra no creo que sea asustar, yo diría responsabilidad y una obligación interna de tener que dar la talla todos los días para no defraudar a nadie. Es como un reto. Puede llegar a generar cierta inquietud pero al fin y al cabo es con lo que se sueña cuando quieres ser torero. Cada día va a ser un examen a partir de ahora”, concluye.