Roberto Martín “Jarocho” actuaba esta tarde a las órdenes de Víctor Barrio en Teruel, un torero que además de su jefe de filas era para él mucho mas que eso, un amigo, un confidente. Prácticamente un hermano. Nacidos y residentes en dos localidades muy próximas, Huerta del Rey y Grajera, ambos compartían desde hace varios años entrenamientos diarios, muchos de ellos en solitario en Aranda de Duero.
A Jarocho se le rompe la voz entre lágrimas cuando atiende la llamada de Aplausos camino del hotel de Teruel. Acaba de despedir el coche fúnebre de Barrio. No hay consuelo. “La cornada ha sido mortal. Cuando lo hemos recogido del suelo estaba muerto, nos hemos dado cuenta”, afirma, antes de pormenorizar que “en la enfermería lo han intentado todo pero se han dado cuenta rápido que no podían hacer nada, ese toro había matado a Víctor en el acto”.
“Han sido los momentos más dramáticos y duros de mi vida, nunca he vivido nada semejante. Toda su familia estaba en la plaza, la primera en llegar ha sido su mujer, Raquel, y te puedes imaginar lo que se ha encontrado allí. Todo esto es tremendo”. “No me lo puedo creer, es un mal sueño, no puede ser verdad”, son otras de las declaraciones que deja Jarocho con la voz quebrada. Para finalizar, un recuerdo a su amigo del alma: “De Víctor podría decir muchísimas cosas, pero si algo tenía de verdad era alegría. Eso siempre. Cuando las cosas han ido mal y cuando han ido bien, su alegría y su optimismo eran desbordantes. Dios lo tenga en su gloria”.
Jarocho, dada su estrecha vinculación con Barrio, ha desestimado torear mañana en Pamplona con Juan del Álamo, al igual que su compañero picador Óscar Bernal, que también actuó esta tarde a las órdenes del matador segoviano.
