"ENCUENTROS", CON JOSÉ LUIS BENLLOCH

“Los únicos que podrían quejarse de las fundas son los toreros. Nunca los han visto más astifinos”

APLAUSOS les ofrece hasta el lunes, en cuatro capítulos, el "Encuentro" que José Luis Benlloch mantuvo con José Escolar el pasado invierno y que publicamos en nuestra edición en papel, en los números 1993 y 1994. A continuación, la segunda parte del amplio reportaje
José Luis Benlloch
viernes 13 de enero de 2017

CAPÍTULO I: “La nobleza no es bravura, lo bravo no es noble”

La otoñada es excelente en Valde­tié­tar, la finca madre de los escolares. Tres­cientas cincuenta hectáreas pegadas a Lan­zahíta. Es monte pero se po­dría de­cir que es casi vega. Perfil llano, tierra bue­na, agua suficiente y mucha sanidad, cuestión en la que influye definitivamente la climatología. Hoy mismamente, en contraste con la boina tristona y contaminada que hemos dejado atrás en Ma­drid, el día ha amanecido espléndido, cla­ro y soleado y el ganadero, que nos es­taba esperando a pie de cancela, nos sitúa sobre las bondades climáticas de la zona: “Aquí en invierno siempre hace dos o tres grados más que en Madrid de la misma manera que en verano estamos más frescos que en la capital”. Eso por no hablarles de la pureza del aire que lo convierte poco menos que en un sanatorio.

El encinar es todo un espectáculo y la bellota uno de los tesoros de Valde­tié­tar, que permite que los ganados salgan del invierno gordos y lustrosos sin que el amo tenga que echar mano a la cartera. “Es una zona muy buena para invernar. Con la bellota y el verde, las va­cas pasan bien el invierno”, apunta ufa­no el ganadero que señala el grosor de los troncos de las encinas como prueba de la calidad de la tierra y del propio arbolado.

Al fondo se distingue con nitidez la presencia solemne y majestuosa del Puerto del Pico, una de las grandes referencias de Gredos, desde donde todo se ve. Escenario de grandes gestas ciclistas me cuenta Escolar y paso natural entre la altiplanicie abulense y el Valle del Tiétar. Por allí pasa la Cañada Real leonesa y por sus caminos y vericuetos se comunican las dos Castillas, las tierras de Ávila con las de Toledo. El ganadero nos señala otro punto de referencia, es Pedro Ber­nar­do, que parece colgado del risco de la Sierpe, mirador impresionante desde donde me cuentan se divisa todo el valle, un paraíso de encinas, alcornoques, robles… águilas, buitres y toros bravos.

Valdetiétar la compró José Escolar en 1972, con la intención de hacer realidad sus sueños de ganadero. Hasta entonces era dehesa dedicada al manso y hubo que adecuarla antes de que llegasen las primeras vacas bravas.

-Yo sabía que pronto o temprano iba a tener bravo porque era una de mis ilusiones aunque no tenia prisa así que la fui acondicionando tranquilamente.

Su abuelo, al que allá en Perales del Río, su terruño natal, le llamaban Pi­cho­rron­go, uno de esos motes que ponen en el pueblo y que luego van pasando de padres a hijos, ya estuvo relacionado con el bravo. “Él no tenía animales de vida. Compraba camadas completas en Salamanca y Andalucía y los re­ven­día para las capeas. Era famoso por toda Castilla. Y no sé, no sé qué significaba ese mote pero le llamaban así”. Luego el padre de José, que heredó la afición por el bravo, dio un paso adelante y no sólo compró ganado con hie­rro, concretamente del encaste Con­tre­ras, con lo que lidió mucho en festejos menores, sino que además fue uno de los fundadores de la Asociación de Ganaderías de Lidia, los que se conocían como los de segunda, que tanto mercado llegaron a dominar, hasta que los de primera se dieron cuenta dónde estaba el negocio y abolieron las clasificaciones, o lo que es lo mismo, cambiaron elitismo por negocio para que cada cual pudiese lidiar en donde le contratasen.

-Aquella ganadería la teníamos en Perales del Río, muy cerca de Madrid, donde seguimos teniendo ganado pero ahora manso.

En Valdetiétar están los machos y parte del hato de vacas que componen la vacada, el resto, hasta doscientas madres, pasta en La Matilla, otra finca de la familia que reúne doscientas cincuenta hectáreas en tierras toledanas de Marrupe.

EL PORQUÉ DE LAS FUNDAS

La camada de cuatreños está enfundada. Nada que disimule la mucha leña que atesoran. Si todo seguido te pasas por el cercado de los utreros todavía desnudos de cualquier protección córnea y te fijas en las puntas que exhiben, te puedes hacer una idea de lo que puede aparecer en cuanto les quiten las fundas a sus hermanos mayores. El ganadero no tiene ningún pudor en defender el uso de las polémicas protecciones. “Aquí se las ponemos el último año”, asegura disconforme y extrañado con las polémicas en torno a ese recurso.

-Los únicos que podrían quejarse de las fundas son los toreros que no los han visto más astifinos nunca.

-Y los fotógrafos, añado, porque hay que ver lo que deslucen los retratos.

-Bueno pues, los toreros y los fotógrafos.

“Los únicos que podrían quejarse de las fundas son los toreros que no los han visto más astifinos nunca. Si no las pusiese se quedarían mogones y habría muchas bajas”

Basa la defensa en lo mucho que se pelean sus toros y la tendencia a rascarse en las encinas donde acaban por ponerse mogones y por tanto inservibles para la lidia en plazas de importancia. Como demostración nos lleva hasta un montón de encinas totalmente descortezadas por el frotamiento de las astas, algunas de ellas incluso muertas en pie al haberles cortado por frotamiento la circulación de la savia.

-Si son capaces de secar una encina cómo no van a gastar un pitón. Y además hay que tener en cuenta las bajas, sin fundas habría muchas bajas.

En el recorrido por la finca nos hemos encontrado en el cercado de los erales a Banderito, indultado en Fresnedilla. Lo lidió Octavio Chacón, que en 2014 en esa misma plaza indultó otro escolar, ese de nombre Caluroso. Fundi, cuando le preguntaron por semejante coincidencia, cuenta Escolar, bromeaba, asegurando que en realidad se trataba del mismo toro que lo habían vuelto a enviar. En los dos casos les han echado un número reducido de vacas. “No muchas y sólo porque se lo ganaron en la plaza, porque comprenderás que si se lidiaron en Fresnedilla fue porque no tenían el trapío necesario para una plaza de primera que es donde todo ganadero apunta con su selección”.

Que Banderito esté en el cercado de los erales es un decisión calculada para todos los toros indultados y para los heridos. Allí encuentran la tranquilidad necesaria para reponerse.

-Si los echases de primeras con los cuatreños no prosperarían. En cuanto los toros oliesen sangre se armaría una guerra imparable.

-Y no habría indulto que valiese.

-Eso mismo.

Fundi, que anda revisando la camada a caballo, se ha incorporado a la reunión. Se le ve en plena forma, seco y fuerte cual si estuviese haciendo temporada. Niega cualquier posibilidad de vuelta a los ruedos, tengo la sensación que más por cómo está el panorama que por una falta de ilusión real por torear. “Algún festival y nada más”, se cierra en banda cuando le preguntamos por sus planes toreros. Con su suegro seguimos hablando de sus conceptos de bravura y de su modelo de toro. La cualidad que más aprecia y que por tanto más busca en sus toros, dice, es la humillación.

-Es con lo que más disfruto. Yo lo prefiero incluso a que sea bravo en el caballo. Cuando humilla el toro mío es que hace un surco. Es lo más grande, un espectáculo. No me olvido de un toro que echamos en la despedida de Fundi en su pueblo. ¿Te lo cuento?…

-Claro.

-Me dijo que se iba a despedir en Fuenlabrada y que quería matar seis toros, dos de ellos de casa. Yo le dije que lo pensase bien por lo que suponía y por cómo es esto, pero insistió. Lo tenía claro. Dos nuestros, dos de mi hermana, que como sabes es lo de Garcigrande, y dos de Carreño, que había toreado anteriormente en va­rias ocasiones y le había salido muy bien. Pues con los que triunfó fue con los míos.

-Aún se te nota el disfrute.

-Le eché uno, un número 60, que debía haber ido a Dax pero en el embarque cojeaba un poco y no lo envié. Se recuperó y un mes después lo mandé para esa corrida y embistió andando. Como Fundi conoce bien el encaste y no le da miedo, lo cuajó. No galopaba como dicen los ganaderos de las comerciales, no, este andaba. Es que los míos no galopan, los míos corren como los cerdos, que siempre va al trote. Ese andaba, quiero decir que aún embestía más despacio, haciendo un surco con el morro, iba hasta allí y volvía otra vez. Ese día disfruté como nunca.

-Lo imagino.

-Fíjate que Fundi llevaba los otros para triunfar y los míos como gesto y acabó triunfando con los míos, imagina. Los otros no estuvieron a la altura esperada. Al final me sacaron a saludar con el matador, salió también mi nieto, fue todo muy bonito.

“La cualidad que más aprecio y que más busco es la humillación. Es con lo que más disfruto. Lo prefiero incluso a que sea bravo en el caballo. Es lo más grande”

-Fue una pequeña venganza o revancha contra los del otro bando ganadero, supongo.

-¡Hombre!… tanto como venganza no… pero sí, sí, revancha sí, totalmente. No fue la única vez que sucedió algo así. En la feria de San Sebastián, en competencia con las ganaderías de más cartel, iba la de mi hermana, la de Joselito, iban todas, el premio fue para la mía.

-A propósito, si te dijesen que tenías que ser ganadero con lo de Domecq…

-Pues no lo sería. Yo hubiese podido comprar domecq pero compré albaserrada. Lo otro era más barato porque había más cantidad, era más fácil de gestionar porque los toreros no se hubiesen opuesto, era todo más sencillo pero no me gustaba.

-¿Quién es el mejor ganadero para ti?

-De los últimos años, de los actuales, Victorino. Sin duda. Para mí Victorino. El que ha puesto las cosas más serias, más difíciles, el que más se ha apoyado en el toro ha sido él. Además tuvo el mérito de lograrlo con una ganadería que estaba deshecha, que si no hubiese sido por él hubiese desaparecido.

“El mejor ganadero de los actuales es Victorino. No tengo duda. Es el que ha puesto las cosas más serias y el que más se ha apoyado en el toro. Además tuvo el mérito de lograrlo con una ganadería que estaba deshecha”

-¿Mantienes buena relación?

-Sí, sí. Una amistad de años. Tardó en reconocernos pero eso pasó.

-Lo que no parece haber pasado es el momento de los cárdenos.

-Eso va para largo.

Del concepto de bravura, de las costumbres y forma de hacer los tentaderos, de las familias más ilustres de la casa, de sus comienzos y de sus objetivos hablaremos la semana que viene.

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