El Palco

Amigo Paco Mora, un honor

Rafael Comino Delgado
lunes 06 de febrero de 2012

Amigo Paco Mora, es un honor que prestes atención a lo que escribo, es un honor que estés de acuerdo en casi todo y es un honor que, en dos ocasiones…

Amigo Paco Mora, es un honor que prestes atención a lo que escribo, es un honor que estés de acuerdo en casi todo y es un honor que, en dos ocasiones, te haya motivado para escribir sendos extraordinarios y certeros artículos.

Efectivamente hay algunos (a los que yo no quería referirme, sino exclusivamente a los que son conscientes de su realidad) que, en su día, torearon algo, más bien poco, y que “visten ropas ceñidas, andan como si estuvieran haciendo el paseíllo, se permiten dar consejos a  figuras del toreo, pontifican aconsejando a los que empiezan, etc, etc” de los que dices son personajes patéticos que continúan con la chaladura toda la vida. Estrictamente hablando así es, pero yo prefiero evitar las palabras patético y chalado, que a mi modo de ver son duras, y usadas en el mundo del torero son demoledoras.

Pero vuelves a llevar razón, yo siento ternura por ellos, debido a que soy de natural tendente a ver la parte buena de las cosas y de las personas y a que todos los que conozco son buenas personas (con lo difícil que es eso), no ofenden a nadie con su locura, con sus sueños irrealizables, no molestan a nadie, si acaso a ellos mismos se muestran respetuosos con quien lo merece, e incluso con quien no lo merece. Bueno, alguno tiene su puntito de pícaro, como uno -de por aquí- que andaba persiguiendo a afamado matador para que le regalase un vestido de torear, pues esa era su mayor ilusión; cierto día el matador le dijo ven esta tarde a casa y te lo llevas; así lo hizo y a la mañana siguiente lo vendió, ganándose  buenos euros. Entiendo que ni esta pequeña picaresca, ni el no ser conscientes de su realidad son  faltas graves; si vivir esos sueños les hace felices, pues adelante.

Los veo en círculos donde se habla de toros, en las plazas y, sobre todo, en el campo, siendo frecuentemente objeto de mofa por parte de alguno de los presentes, y recuerdo aquello que escribió José Carlos de Luna, refiriéndose al Piyayo: “¡A chufla lo toma la gente / y a mí me da  pena / y  me causa un respeto imponente!”.

Convendrás conmigo, amigo  Paco, que personajes patéticos, chalados, que se creen iluminados, los hay también ocupando cargos importantes, desde donde con sus decisiones nos fastidian la vida, pero estos, los que se creen toreros sin serlo, son inofensivos.

En cualquier caso, como bien dices, tú y yo seguimos con nuestra locura, dándole salida como aficionados, procurando ver muchos toros, por lo que te emplazo, para dentro de unos días, en Valdemorillo.

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