“La cornada apenas la siento, ni siquiera cuando me curan. Pero no tengo sensibilidad en el pie y siento en el tobillo un dolor nervioso y muy fuerte en su interior”. Una cornada de tres trayectorias de 20, 15 y 12 centímetros que le desgarró levemente la safena le supuso su bautismo de sangre en la plaza de toros de El Casar. Tres días después de este serio percance, la novillera Carla Otero continúa sin tener sensibilidad en el pie y presenta una infección en la sangre. Pendiente de la visita de un traumatólogo que determine si existe afectación nerviosa o de ligamentos, la torera alcarreña atiende la llamada de Aplausos desde el Hospital de Guadalajara, donde continúa ingresada: “Estoy feliz por este bautismo de sangre. Es el peaje que todos los toreros tienen que pagar”, dice con contundencia.
-Torera, ¿cómo se encuentra y cuál es la evolución de su estado?
-Hace un rato me acaban de curar la herida. Me han dicho que tiene buen aspecto. Pero en el pie no tengo sensibilidad y me duele mucho. Tengo muchos dolores y estoy esperando a que el traumatólogo me vea y me diga si es una lesión de ligamentos o un esguince o si se trata de algún nervio que arrancó el pitón en la cornada. Pero la herida va bien y ahí hay unos índices en la analítica que tienen que controlar. Se trata de una infección en la sangre. Me tienen que hacer mañana otra analítica y en función de si baja la infección, pues está dentro de lo normal, pero si sigue subiendo como de ayer a hoy, me tienen que hacer otra prueba. De momento hay que esperar.
-Parece que lo más preocupante es esa infección en la sangre y sobre todo, la falta de sensibilidad en el tobillo. ¿Qué dicen los médicos?
-Así es, la cornada apenas la siento, ni siquiera cuando me curan. Es verdad que hay una infección en la sangre pero la herida en sí no me duele. Están saliendo ya hematomas alrededor de la cornada, pero está normal y no siento dolor. Pero en el tobillo siento un dolor nervioso, y aunque no tengo sensibilidad, es un dolor muy fuerte como en el interior de él.
Estoy a base de calmantes y cuando se me pasa el efecto es cuando más dolor tengo, pero de la cornada apenas tengo dolor. No saben si es una lesión de ligamentos producida por la caída o algún giro en el aire cuando me cogió. El cirujano dijo que el pitón había arrancado un nervio y que puede ser que ese nervio sea el que esté afectado y por eso me duele. Pero hay que esperar a que venga el traumatólogo y ver qué se hace.
– ¿Sabe cuándo podrá verla el traumatólogo?
–Aún no sabemos cuándo me podrá ver, además hoy es festivo en Guadalajara y estamos esperando todavía. Él tiene la última palabra y el que me tiene que ver. Pero bueno, de momento para los dolores, calmantes y esperar.
-Usted ha sufrido otros percances, pero este ha sido el más grave y además, su bautismo de sangre…
-Exacto. Ha sido la primera cornada que he recibido. Sí que he tenido otros cortes, roturas… Muchas veces he tenido cogidas fuertes pero con la suerte de que el pitón no había calado. Pero este sí lo hizo. Por un lado estoy feliz por este bautismo de sangre, que es el peaje que todos los toreros tenemos que pagar.
Y dentro de que ha sido una cornada fuerte, que han sido tres trayectorias de 20 cm cada una, no ha afectado venas importantes, desgarró levemente la safena pero pasó rozando la femoral y si la hubiese tocado, estaríamos hablando de algo más serio. Por eso, dentro de lo que cabe, doy gracias de que estoy bien, dentro de los dolores que no son los de ni siquiera de la cornada, pero estoy bien. Me encuentro bien de ánimo y contenta de lo que ha pasado.
-¿Cómo recuerda el percance?
-La verdad que lo recuerdo todo. El novillo era muy incierto, venía muy dormido y con la cara sin humillar mucho. En el inicio de faena, no lo hizo bien, pero era el novillo que tenía y le di cuatro estatuarios. Ya en el remate le cambié la línea y me quedé colocada en paralelo a las tablas, en la línea del tercio y el toro en principio se paró en la distancia porque no tenía mucha clase. Cuando le cité, el novillo empezó a andar, no venía metido en la muleta y ya cuando llegó al embroque vi que soltó la cara hacia mí. Yo estaba asentada y creo que no podía dar un paso atrás o haber evitado la cogida. En ese momento sentí perfectamente el pitón cómo entraba en el cuerpo y cómo el novillo queriendo defenderse de mí, sentí las trayectorias, giró sobre el pitón varias veces y ya luego caí.
Enseguida me miré la pierna y la vi llena de sangre, salía mucha y vi la carne fuera. Y supe que me había pegado la cornada. Además, me ardía la pierna. No sentía ni dolor, era como si me estuviese quemando. No podía moverme y pedí ayuda a los compañeros, que enseguida me llevaron a la enfermería y fue todo súper rápido. Estoy muy agradecida a los compañeros de cartel y a todos los profesionales que había allí y al equipo médico por supuesto, por la rapidez de la intervención y la seguridad con la que hicieron todo.
-¿Cuánto tiempo tendrá que estar en el hospital?
-He sufrido un percance fuerte y voy a contrarreloj, pero todavía no tengo ni sensibilidad en la pierna; yo tengo esperanza en que las manos de los médicos y mi ilusión harán su efecto y avanzaremos más rápido de lo estipulado. Ahora justo le he preguntado a la enfermera que si esta tarde me iba a casa y me ha dicho que no. Que mañana tenía pruebas y analítica, y otra cura con el cirujano.
Luego aunque vaya a casa me tiene que curar la herida un especialista pero hasta que no venga el traumatólogo y no vea lo que tengo en el tobillo no me puedo ir a casa. Tengo que tener paciencia porque es verdad que yo pensaba irme hoy y al final no. Pero con paciencia ya estoy pensando en volver. Tengo dos fechas más, las últimas de la temporada y aunque mi entorno es más negativo que yo, yo sí que voy a dar todo por poder terminar el año.