La falta de casta y fuerza del encierro de Montalvo condicionó el tercer festejo del ciclo pilarista, en el que Curro Díaz, Leando y Salvador Vega se fueron de vacío en un espectáculo que resultó tedioso por momentos.
Isaac Galvín, cornada interna en el muslo izquierdo
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La corrida de Montalvo, de impecable presentación, con hechuras y remate para embestir, no dio ninguna opción a la terna. Guapos por fuera pero descastados por dentro, de los seis ejemplares -sobrero incluido- apenas un par tuvieron voluntad de embestir. Fueron precisamente los que compusieron el lote de Salvador Vega, que dibujó algunos de los mejores muletazos del festejo en sendas faenas que no pudieron levantar vuelo porque ambos animales se vinieron abajo a las primeras de cambio.
Por su parte, Curro Díaz, que pasaportó con dignidad al toro que abrió plaza, se gustó en el cuarto, en el que derrochó tanta torería como voluntad de levantar la tarde. Ese toro, bien banderilleado por José Manuel Montoliu, permitió al de Linares cuajar varios pasajes con su particular pellizco, pero también vino a menos el animal y, además, Curro echó a perder todo con la espada.
Leandro pechó con sendos toros de mala condición, deslucidos e incluso complicados en el caso de su segundo ejemplar. Su primero, incluso, llegó a echarse en varios pasajes del último tercio. En ambos derrochó tesón y querer, pero el lucimiento era prácticamente imposible. Mató mal.
Zaragoza, 9 de octubre. Toros de Montalvo, bien presentados y descastados. El 2º fue devuelto por falta de fuerza. CURRO DÍAZ: Saludos en ambos, en su primero con leve división de opiniones; LEANDRO: Silencio en ambos; SALVADOR VEGA: Silencio en los dos. Entrada: Media plaza.