Deshonor

Diciembre, invierno, tiempo de entrene, tiempo de familia, tiempo dedicado a otras costumbres no tan taurinas, tiempo de reflexión. Y reflexiono, me pongo en plan filosófico…

Diciembre, invierno, tiempo de entrene, tiempo de familia, tiempo dedicado a otras costumbres no tan taurinas, tiempo de reflexión. Y reflexiono, me pongo en plan filosófico.

¿Por qué me gusta tanto esto? No lo necesito para vivir, pero me atrae esta afición. Veo a CR9 y me no me dice nada, veo a Madonna y no me dice nada. Pero veo a El Juli, Ponce, Talavante, Manzanares… y me hierve la sangre. Parece que vea a dioses. Veo reportajes de toros en el campo y me apetece visitar fincas, respirar aire puro. Y a la vez, veo a personajes políticos empeñados en pronunciar su dictadura, de prohibir, de quitar la libertad a hermanos sudamericanos de poder elegir si ir a los toros o no. De quitar su razón de ser, su cultura. ¿Me llegará a mí el momento? Me acojona pensarlo.

Tiempo de crisis, exceso de animales en el campo. Ganaderos que para dar una salida a ese exceso, ponen en venta la bravura de sus pupilos. Los dejan, a un precio razonable, en las manos de aficionados prácticos para que intenten disfrutar de su bravura. Pero gente del toro, profesionales, se quejan de ello, y dicen que es una vergüenza, un deshonor. No está bien visto. ¿Será más bonito que esos animales vayan directos al matadero? ¿O será mejor que por lo menos, den una oportunidad, a quien ama esta Fiesta, a soñar con lo que siente un torero delante de uno de sus hermanos mayores? ¿Por qué se quejan? No ofendemos a nadie, y te enseña a valorar más lo que hace una figura delante de un toro de verdad. No lo considero un deshonor.

Recuerdo, no hace mucho, escuchar a ganaderos tan respetables como el Conde de la Corte, decir que sus toros no pisarían una calle ni de casualidad. Me he hartado de verlos por nuestros pueblos, y espero que no sienta vergüenza. Si acaso, un poco sí, porque han sido todos mansos hasta la cepa, y me consta que caros. Eso es lo que tiene que preocuparle. Al igual que ganaderos como Joaquín Moreno Silva, que vienen a una charla y se jactan que sus vacas y toros, antes que venderlos, se los come y los mata. Decisión respetable, pero no se jactó de que cuando le pagan un toro del encaste Urcola, por encima de los 4000 euros, lo deja en plan campero, y llega a nuestra provincia con una presentación más bien pobre. Eso no dice mucho a favor de su categoría.

Pasamos momentos difíciles, y si guerreamos desde dentro, los de fuera, lo tienen más fácil. Cuidemos los cimientos, que en definitiva, son los que llenan las plazas, y ayudan, en gran medida, a que subsistan encastes en peligro de extinción. No les faltemos al respeto, porque su afición es desmedida. No todo es vino y jolgorio. Desde luego que hay de todo, y algunos tendrían que cuidar sus formas, pero no paguemos justos por pecadores. Algunos vivimos por este mundo, hemos sacrificado mucho por ello, y que nos toquen los costados desde dentro, fastidia. Profesionales del mundo del toro, no menosprecien tanto a los de abajo, pueden llegar a tener un nivel de afición tan alto como ustedes. Desde nuestra ignorancia, no pretendemos deshonrar a nadie.

Invierno, reflexionen, recapaciten… unidos, haremos más fuerza.