“Son lesiones que en sí mismas ponen en peligro la vida y la función. Sí puede haber secuelas, por supuesto, pero es muy pronto para poder dar un diagnóstico de funcionalidad y de cómo va a quedar. Pero por sí mismas las lesiones son muy severas”. Así habla para APLAUSOS el cirujano José Antonio Zamora Lomelí, que atendió en la propia plaza y en primera instancia al matador de toros José Alberto Ortega tras la brutal cornada que sufrió en Tlaxcala.
El cirujano jefe del coso mexicano atiende a este medio vía telefónica para explicar el estado del joven torero y las posibles secuelas tras una cornada que le produjo una “fractura de hueso temporal en la base del cráneo, con irrupción intracraneal y fractura total del arco cigomático, así como luxación de cóndilo mandibular y una lesión preauricular penetrante derecha secundaria”, según el parte médico firmado por el propio doctor.
Zamora Lomelí explica el estado actual del espada: “Nosotros hicimos el manejo inicial allí en la plaza. Él está en otro hospital de una ciudad más grande, Puebla, y lo que sabemos es que fue intervenido nuevamente por el servicio de neurocirugía porque la lesión que tiene en el hueso temporal que forma parte de la base del cráneo sí que fue delicada. Entonces sabemos que allá fue intervenido e iban a esperar 24-48 horas para que que se le quitara el problema del edema del cerebro y más adelante van a efectuar otra intervención para reconstruir todo el macizo facial por parte del servicio de cirugía maxilofacial. Y ahora está intubado en el área de Terapia Intensiva de este hospital”.
Para Zamora Lomelí, que Alberto Ortega haya “tenido reacciones en los brazos y ojos estando sedado”, según ha narrado esta tarde el empresario José Luis Alatorre en exclusiva para APLAUSOS, “mejora el pronóstico y es bastante bueno pero ahorita lo importante es ver más adelante como va a reaccionando después de las cirugías que se le están haciendo”, dice el galeno, que explica que “supongo que le quitaron un poquito la sedación y empezó a despertar y cuando despertó movía los brazos y los ojos. De hecho él antes de ingresar a la primera cirugía, el estaba consciente completamente y movía bien las extremidades y todo”.
El doctor narra el procedimiento que realizó in situ tras haberse producido el gravísimo percance: “Nosotros aquí no tenemos quirófano en la plaza, entonces le trasladamos al hospital que está más cercano. Lo que hicimos es lo que se llama cirugía de control de daños, que es básicamente detener lo que se pueda del sangrado y estabilizar al paciente para que su atención sea en un hospital que tenga los recursos mas adecuados”.
Sobre las posibles secuelas, el doctor Zamora Lomelí afirma que la hemorragia que presenta en el cerebro “ya quedó controlada con esta intervención de los neurocirujanos”. Y alerta que “por la zona que le afectó principalmente hay que ver cómo queda el sentido del oído del lado derecho pero es muy pronto para decir qué secuelas podría haber. Por el sitio donde le infirió la cornada, el oído es lo más importante”, termina diciendo.