VÍCTOR Y MARÍN

El campo bravo sigue adelante a pesar de Filomena

Julio César Sánchez
domingo 10 de enero de 2021
El viento, la nieve, la humedad y el frío no invitan al paseo campestre. Sin embargo, los mayorales y vaqueros de nuestro campo bravo están siempre al pie del cañón, haga calor, frío, llueva o, como es el caso, nieve

Fotos: Julio César Sánchez

“Filomeno, a mi pesar” es una novela de Gonzalo Torrente Ballester que vio la luz en 1988 y que, como curiosidad apuntamos, granjeó al escritor gallego el prestigioso -y cuantioso- Premio Planeta. Hoy, en un juego de palabras de no demasiada altura, podríamos decir que, a pesar de Filomena, el campo bravo sigue adelante. Así lo hemos podido comprobar en la ganadería de Víctor y Marín, la vacada de mayor antigüedad de las que pueblan la provincia de Ciudad Real.

Allí, a menos de treinta kilómetros de la capital manchega, el mayoral Ignacio Sánchez atiende a sus animales, aunque, como podemos apreciar en las instantáneas que acompañan este texto, la climatología no resulta agradable. El viento, la nieve y, por añadidura, la humedad y el frío, no invitan al paseo campestre. Sin embargo Ignacio, al igual que la totalidad de mayorales y vaqueros de nuestro campo bravo, está al pie del cañón, haga calor, frío, llueva o, como es el caso, nieve.

La ganadería objeto de este reportaje es la ya citada de Víctor y Marín, aunque bien podría haberse tratado de cualquier otra. Lejos de escurrir el bulto en condiciones tan adversas, la gente de campo en general, y la del ganado de lidia en particular, atiende a sus animales con mayor esmero si cabe, pues para ayudarles a superar los fenómenos climáticos adversos como los presentes, éstos suelen suplementar la alimentación que a diario se les suministra. Alguien podría llamar a esto animalismo… Pero del bueno, no del de oficina urbanita. No confundamos.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando