Fotos: JAVIER ARROYO
Sergio Felipe recogió la alegre salida del primero con un garboso ramillete de verónicas. Dos medias abrocharon el lucido saludo. Tras dos puyazos traseros, Héctor Gutiérrez se hizo presente en un quite por tafalleras que albergó más voluntad que lucimiento. Felipe replicó por el palo de Gaona antes de brindar al público y clavarse en los medios para iniciar por cambiados la faena. Mirabajo no acabó de embestir con la humillación que su nombre prometía, lanzando un tornillazo al final de cada viaje que el veterano novillero de Albacete logró limpiar por ambos pitones en una labor más hilvanada que ligada. El cierre por ajustadísimas manoletinas y la estocada de efecto fulminante hicieron brotar los pañuelos. Desoída la petición, Felipe recogió en su montera una sonora ovación.
Se adormecía el ambiente cuando las chicuelinas amexicanadas de Héctor Gutiérrez volvieron a hacer sonar las palmas. El intento de réplica frustrado por parte de Felipe fue la antesala de un caótico tercio de banderillas. Sonajerillo, hasta entonces dueño y señor del ruedo, embistió siempre a la defensiva. Buscando las femorales del novillero de Albacete. Lejos quedó el quinario sufrido de la oreja injustamente negada en los albores de la tarde.
El segundo de El Pilar fue devuelto a los corrales tras derrumbarse en la jurisdicción del picador. En su lugar, saltó al ruedo un sobrero de Hermanos Sánchez Herrero al que Héctor Gutiérrez saludó con lentas y gustosas verónicas. Alfonso Ortiz aprovechó su turno de quites para dejar tres chicuelinas de mano grácil y baja. Tras la lidia desordenada y el brindis al cielo, el mexicano se puso a torear sobre la derecha. Lo mejor de su valiente labor llegaría en cambio por la zurda. Por allí construyó una obra que, sin limpieza, tuvo el mérito de arrancarle al listo Carbonero naturales de impoluta colocación. Ni siquiera cuando el novillo se vencía en su búsqueda y le escaneaba el vientre dio un paso atrás el hidrocálido. Mató de una estocada delantera y fue silenciado.
Se estiraba Héctor Gutiérrez en el recibo capotero cuando Meloso lo prendió con brutalidad. Las astas le radiografiaban el pecho mientras los capotes corrían a quitarle la bestia de encima, que tras hincar los pitones en la arena alcanzó de nuevo al mexicano y lo estrelló contra las tablas. Repuesto Gutiérrez del espeluznante pasaje, volvió al ruedo para plantar cara al orientadísimo y peligroso novillo de El Pilar, que nunca cesó en su empeño de cazar a Gutiérrez. El valor a plomo del mexicano fue reconocido con una tenue ovación tras un pinchazo y una estocada.
Por el mismo palo que sus compañeros de terna recibió Alfonso Ortiz al tercero. Las verónicas, tan cotizadas cuando brotan de las muñecas de la savia nueva, fueron coreadas por el público, a quien brindó Ortiz una faena que tuvo el mérito de sostener al bello Mirado, tan cogido con alfileres pese a su armónica lámina. Una estocada baja puso fin al pasaje. Silencio.
Servidito traía en su justeza de fuerzas un fondo de clase que Alfonso Ortiz supo aprovechar para dibujar muletazos diestros de bello trazo. Sus ganas y su buen juego de muñecas se impusieron a la embestida dormecina del novillo en una faena cimentada en un sólido sentido de la colocación. La estocada certera levantó una leve petición insuficiente para la oreja. No así para la vuelta al ruedo.
Madrid. Domingo 12 de mayo de 2019. Novillos de El Pilar y un sobrero de Hermanos Sánchez Herrero (2º bis); parejos de presentación y de escaso juego en líneas generales; sin finales el 1º, devuelto el 2º, con sentido el 2º bis, muy flojo el 3º, a la defensiva el 4º, muy peligroso y orientado el 5º, y flojo el 6º. Sergio Felipe, ovación y silencio; Héctor Gutiérrez, silencio y ovación; Alfonso Ortiz, silencio y vuelta al ruedo. Entrada: Algo más de un cuarto de plaza.
PARTE FACULTATIVO DE HÉCTOR GUTIÉRREZ: “Puntazo en tercio medio de la cara interna del muslo derecho. Policontusiones. Pronóstico leve salvo complicaciones. Firmado: Máximo García”.