El Palco

¡Enhorabuena, Don Álvaro!

Rafael Comino Delgado
lunes 09 de julio de 2012

Don Álvaro, desde su palco del cielo, estará feliz de ver cómo sus descendientes siguen las directrices que él marcó triunfando, y desde allí probablemente les eche una mano La ganadería Torrestrella, encaste creado por Don Álvaro Domecq y Díez (q.e.p.d.), siempre fue de las más importantes en el panorama ganadero español. Al morir don Álvaro se hizo cargo de ella su hijo Álvaro Domecq  Romero, con la ayuda de sus sobrinos, siguiendo, como es lógico, los principios aprendidos de su padre y abuelo respectivamente, es decir, el toro bien presentado, sin sacarlo de tipo, conservando casta y raza, factores fundamentales en el toro de lidia y sostén de la Fiesta. Pero en los últimos tiempos las figuras, por razones que puedo entender pero no comprendo ni comparto, piden un toro algo menos exigente, puntito bobalicón y no sobrado de fuerza, ante el cual se puede estar más cómodamente, pero a cambio menos apto para el gran y verdadero éxito. Por ello  Torrestrella, en los últimos años, ha venido lidiando menos corridas, pero como el trabajo bien hecho y el tiempo siempre acaban colocando las cosas en su sitio, resulta que  corrida lidiada de Torrestrella es éxito asegurado, pues siempre salen 3-4 toros, al menos,  considerados buenos o excelentes. En la pasada feria de Sevilla esta ganadería obtuvo el premio a la mejor corrida y hoy leo en la prensa que ayer, día 30 de Junio, echó una gran corrida en Burgos (donde en 2011 obtuvo el premio al mejor toro), a la que se le cortaron siete  orejas y al 5º se le dio la vuelta al ruedo. Don Álvaro padre fue uno de los taurinos  más importantes que he conocido, pionero en muchas cosas, y en el  aspecto personal, entre las muchas virtudes que le adornaban, tenía una que admiré sobremanera, cual era la del  “compás”. Tal vez ustedes se pregunten ¿Qué quiere decir eso? Pues  que era un hombre que jamás perdía las formas, saliendo siempre airoso ante cualquier situación, y que siempre sabía estar a la altura de las circunstancias, fuesen las que fuesen. Hablar con  él  era aprender. Pues bien, Don Álvaro, desde su palco del cielo, estará feliz de ver cómo sus descendientes siguen las directrices que él marcó triunfando, y desde allí probablemente les eche una mano, orientándoles en los caminos a seguir. Me alegro de verdad de los éxitos de Torrestrella, y manifiesto mi sincera y sentida enhorabuena a Don Álvaro y su familia, especialmente a Reyes, pues sé del celo, trabajo e ilusión que ponen en la crianza del toro bravo.

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